A sus 24 años de edad, Jade Thrasher era una joven estadounidense, común y corriente. Esta alegre enfermera, muy responsable y querida en su trabajo, vivía felizmente casada. Nadie esperaba la desgracia que se avecinaba. Y es que había un pequeño detalle que constantemente le molestaba a Jade.
En 2014, en la nariz de la joven rubia se había formado algo así como un grano, un desafortunado hecho, que no se curaba con ningún remedio. Después de haber agotado todo el arsenal de cosméticos y sus propias habilidades, la chica acudió en busca de ayuda a un dermatólogo. Después de escuchar los detalles del caso, el médico frunció el ceño. Pronto ella recibió un diagnóstico realmente terrible…
¡El punto siniestro en su nariz resultó ser un presagio de cáncer!
El origen de la monstruosa enfermedad se descubrió rápidamente. Desde los 11 años, Jade había estado visitando regularmente el solárium, dos veces a la semana. Entendiendo, lo peligrosa que puede ser la radiación, durante las sesiones, la chica se cubría la cara y trataba de no exponerse más de lo indicado. Solo que, al final, protegerse no le resultó.
Afortunadamente, Jade se dirigió en búsqueda de ayuda médica, justo a tiempo. El área afectada era aún pequeña, por lo que, quitarlo no resultó un gran problema. Aún así, hasta el último momento, los expertos no podían determinar con exactitud, qué tamaño del fragmento de la nariz tenían que cortar. Debido a esta incertidumbre, los últimos días antes de la cirugía se convirtieron en una real pesadilla para la chica.
La primera operación resultó ser exitosa. Sin embargo, ese mismo día, le siguió otra. Vivir con un agujero de tamaño considerable en la nariz, no entraba en los planes de Jade. Previendo eso, los médicos se disponían a trasplantar un trozo de la piel de su pecho.
Las tres semanas siguientes, después de la cirugía, fueron las más difíciles para la muchacha. Los médicos le aconsejaron mover la cabeza lo menos posible, y por supuesto, tratar de no tocar de ningún modo el fragmento trasplantado. Hoy en día, Jade cree que no habría podido superar el sufrimiento de estos días, sin la ayuda de su marido. Durante 21 días, su marido se ocupó de ella cual si fuera una pequeña.
De la terrible operación, la chica salió vencedora y con dos cicatrices. La marca en la nariz ya es apenas visible, pero con la cicatriz del pecho, la situación es muy diferente. Sin embargo, las marcas que quedaron en su cuerpo no le importan en lo absoluto a la joven enfermera. Está más que consciente de que ¡todo pudo haber sido mucho peor!
Hoy Jade ve el sol de una manera muy diferente. Si va a la playa, siempre lleva una sombrilla, utiliza un protector solar de calidad y borró para siempre la palabra «solarium» de su vocabulario. Estas impresionantes imágenes la chica subió a la red especialmente como una advertencia para aquellos que, al igual que ella, están adictos al bronceado artificial.
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