Hoy en día, ya a nadie le sorprenden las conversaciones en voz alta acerca de la vida personal en medio de un restaurante, lleno de gente. Representantes de la generación moderna, sin sonrojo, pronuncian palabras que a los ancianos les causaría una total vergüenza.
El érotismo y los indicios de sexo llueven a cántaros de las pantallas de televisión, los monitores de computadoras y las portadas de revistas de lujo. Pero incluso en el siglo XXI, la gente pone tabú sobre el tema de los experimentos sexuales: muchos ven ello algo insano y vergonzoso. Cuántas veces, incluso la gente de mente abierta y tolerante, han pasado por la tienda erótica, curiosos y con ganas de entrar, pero no siguen, frenados por el miedo de caer en una situación embarazosa.
Estas son las 13 preguntas que muchos querrían hacer al vendedor de sexshop, pero nunca han tenido valor. ¡Pues, la editorial de ¡Qué pasada! lo hizo por ti!
- ¿Cómo sucedió que usted se convirtió en vendedor de una tienda de sexo?
«Yo abrí esta tienda de sexo, que por cierto, ya tiene 13 años. Todo sucedió espontáneamente: una vez, durante una conversación, mi amiga me propuso a abrir un establecimiento similar, y me pareció muy interesante…
Yo acepté, y juntas colgamos las cortinas, pensamos en el diseño, compramos armarios, mercancías… Empecé a estudiar con entusiasmo toda la información disponible sobre el tema, y recuerdo que cada nuevo anillo me causaba una euforia increíble…»
- ¿Cómo transcurre una entrevista con un vendedor potencial de tienda de sexo? ¿Cuáles son los requisitos principales para los candidatos?
«Lo primero en que centramos la atención es, si una persona es capaz de pronunciar las palabras “falo”, “pene”, “vagina”, sin enrojecer. Normalmente, la reacción es diferente… Si la persona se siente tranquila acerca de esto, entonces se puede seguir hablando. Pero si sus mejillas, inmediatamente, se ponen rojas, no tiene sentido seguir con la entrevista».
- ¿Se avergonzaba de contarles a sus amigos sobre su negocio?
«Digamos que, no me daba vergüenza, pero tampoco se lo contaba a todo el mundo. No todos entenderían…»
- ¿Quién es él, el comprador promedio de una tienda de sexo? ¿Quién entra con más frecuencia: chicos o chicas?
«50 a 50. No puedo decir que los hombres vienen más a menudo… Yo diría esto: los hombres compran vibradores más a menudo, que las propias mujeres. Básicamente, los jóvenes las compran para sus esposas o novias en calidad de juguetes. No hay categoría de edad específica».
- ¿Vienen a menudo las personas mayores? ¿Cuál es la edad de los campeones?
«¡Muy a menudo! ¿Cuál es la edad máxima? Tengo a tales viejitos que rondan los 75 años, lo aseguro. Respeto mucho a esas personas. Es cierto que nuestra ecología afecta el modo de vida sexual. Estos viejitos vienen a comprar consoladores con arneses. No se ponen a emborracharse, no juegan dominó en pantalones con rodillas estiradas. Ellos entienden que su media naranja todavía necesita sexo, e intentan satisfacerla… Me quito el sombrero delante de esa gente, ¡es genial!
A veces, hay clientes tímidos, pero al conversar conmigo, se dan cuenta de que pueden abrir el corazón y hablar de cosas muy íntimas. Estamos trabajando al 50% casi que como psicólogos. Hay personas que no pueden abrirse ni siquiera a los amigos, pero a mí, un ser extraño, pueden… Al principio, para mí era muy difícil. Yo llegaba a casa con un dolor de cabeza horrible. Pero con el tiempo, me acostumbré».
- ¿Se avergüenzan las personas, cuando entran en la tienda de sexo?
«Sí, por supuesto. Hay reacciones de todo tipo… Algunos compradores entran con una sonrisa, otros se avergüenzan. Por lo general, no les molesto de inmediato, dejo que se les pase este choque por 2-3 minutos, y solo después empiezo un diálogo con la persona. Y él ya ve que puede confiar en mí».
- ¿Y usted se avergonzaba cuando empezó a trabajar?
«Absolutamente no. Yo tenía un alocado interés en todo esto. A menudo, me preguntan: “¿Ha probado todos los productos?” Por supuesto, no alcanzaría vida para probarlo todo, y, probablemente, tampoco alcanzarían finanzas, pero me complace que otros se sienten interesados en mis artículos.
Después de todo, ¿qué es una tienda de sexo? No se trata necesariamente de una perversión. Creo que, cuando las personas que viven juntas, no se desarrollan en el sexo mutuamente, esto lleva al aburrimiento, y terminan buscan algo nuevo fuera de la pareja.
Me siento complacida cuando los clientes regresan, sonríen y dicen, agradecidos: «Sabe, usted nos aconsejó aquella vez… ¡Muchas gracias! ¡Hemos venido de nuevo!»
- ¿Qué, generalmente, usted aconseja a los recién llegados?
«Si el comprador tiene a su media naranja y sabe sus necesidades, simplemente, le hago preguntas. Por supuesto, cuando las parejas vienen juntas, es muy fácil encontrar lo que necesitan. Más difícil es cuando el cliente no sabe lo que quiere. Algunas veces vienen personas al estilo de gurú. Para ocultar su vergüenza y el nerviosismo, sonríen y preguntan: “¿Qué tiene de nuevo?” En esos momentos, me entran ganas de preguntarles: “¿Y qué tiene de viejo?” Y es que yo no sé qué han probado hasta ahora».
- ¿Cuál es la asistencia habitual al día?
«Se siente como si el Sol y la Luna estuvieran actuando sobre nosotros… Hay días cuando acude un gran número de personas, y todos van a un cierto estante. Por ejemplo, los estimulantes anales. O por ejemplo, hoy se venden bien vibradores y consoladores, y mañana sólo la ropa interior. ¿Qué puedo decir? ¿Será la fase de Luna o qué? No puedo entender…
Ciertamente, antes de los días festivos (El día de San Valentín, El Año Nuevo, El 8 de Marzo), hay un montón de compradores. Siempre tratamos de sorprenderlos con nuestro surtido, para satisfacer todos los deseos de nuestros clientes. Pero cada día es diferente».
- ¿Y cuál fue la compra más inusual?
«Aquí, en el estante superior (apunta a un consolador enorme)… Durante tres años, solo he vendido tres de ellos. Este consolador se vende, regularmente, una vez al año. Pensé por primera vez, que lo compraban por diversión. Pero cuando veo que lo compran junto con lubricante, entiendo que todo va en serio».
- ¿Devuelven los clientes, a menudo, las mercancías?
«Por supuesto, nosotros nos enfrentamos tales situaciones. Hubo varios incidentes, hasta el punto de que, pueden venir y decirte: “Sabe, lo compré ayer y lo intenté… Es grande para mí, cámbielo, por favor”.
No hay que ir lejos – hace una semana, tuve a un cliente que se interesó por los vibradores y luego me hizo una pregunta: “¿Puedo cambiar si no me sirve?” Aparentemente, mi elocuente mirada le dio respuesta a todas sus preguntas. Le dije: “Puede, mientras no ha salido de la tienda”. Esto le dio la confianza de que compraría un nuevo producto de alta calidad».
- ¿Tuvo alguna vez situaciónes embarazosas, cuando a la tienda entraban sus conocidos que no sabían dónde trabajaba?
«Algunos se sorprendieron gratamente, otros tomaron esto con humor».
- ¿Tienen los vendedores del sex shop su propio «juramento hipocrático»?
«En cuanto al juramento hipocrático… La gente, a veces, me abre su alma, confían sus cosas muy íntimas, y creo que sería incorrecto, si se lo contara a alguien».
Apuesto a que muchos de los detalles de esta entrevista han sido una revelación para ti. Honestamente, nunca he pensado que las personas mayores estuvieran abiertas a experimentos y tuvieran una vida sexual tan rica. ¿Y a ti, qué más te ha sorprendido?
Estoy seguro de que, a muchos de tus amigos, les pica la curiosidad de entrar a una tienda de sexo, pero que no se deciden. Comparte con ellos este artículo, verás que se sentirán intrigados.
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