Todos sabemos que la guerra es sinónimo de destrucción y muerte, que no perdona a nadie, ni discrimina entre buenos y malos…
Desde hace algún tiempo, Siria es el centro de un conflicto militar, que se ha cobrado ya cientos de miles de vidas humanas. Pero, entre tanta pena y dolor, la gente ha sabido encontrar un espacio para el disfrute, y olvidar lo que está sucediendo durante un par de horas.
Por eso, las playas sirias están llenas de veraneantes, que se divierten de lo lindo, aunque no muy lejos de ellos el mundo se esté acabando.
Los jóvenes no dejaron de jugar ni hacer fiestas en las playas.
La gente se baña feliz en el mar cálido.
Los cafés de las orillas de la playa están llenos de visitantes.
Y aquí las chicas son adictas a las selfies.
Nadie se olvida de los entretenimientos tradicionales.
Incluso, en un tiempo sombrío, la gente se llega al mar.
La diversión no desaparece, ni siquiera de noche.
Las chicas pasean por el mar.
Los niños no se olvidan de la diversión.
Las mamás se relajan con sus hijos.
La guerra trae dolor y, sin duda, deja una huella para el resto de su vida. Pero, ¿no es maravilloso que las personas encuentren fuerza para algo bueno y positivo, en tiempos difíciles?
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