Es un honor y un privilegio ser primera dama de un país. Pero también hay muchos escollos. Y caer en una de estas trampas es fácil para la esposa del presidente electo. Un vestido de color equivocado, unos tacones demasiado altos, o caminar por delante de tu marido… ¡el desastre te espera! He aquí un vistazo a algunos de los mayores errores cometidos por las primeras damas, que pueden empañar su reputación.
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ERRORES COMUNES DE LAS PRIMERAS DAMAS DE TODO EL MUNDO
Presumió de su riqueza
Lucir elegante es el trabajo de una primera dama. Pero es importante no pasarse, como lo hizo la esposa del presidente mexicano. Angélica Rivera nació y creció en el seno de una familia numerosa, pero su innegable belleza fue su entrada en la alta sociedad. Como era de esperar, tras haber probado una vida de riqueza, ya no podía vivir de otra manera. Así que cuando su marido tomó las riendas, la bella muchacha comenzó a vaciar aún más sus arcas. A la gente no le gustó que la primera dama gastara más en ropa que lo que gana un mexicano promedio en un año de trabajo. Por ello, la pareja presidencial llegó a tener problemas matrimoniales.
Finalmente, el matrimonio se desmoronó. Pero el apetito de Angélica nunca disminuyó. Tras el divorcio, exigió a su ex cónyuge una lujosa mansión, un garaje de coches (más de 30 autos) y la posibilidad de pilotar un avión privado durante los siguientes 12 años. Esto último lo atribuyó al hecho de que no quería compartir el avión con plebeyos. ¡Mírala!
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Despreció las tradiciones de otros países
Como representante de toda una nación, es muy importante no perder la cara y representar a su país con dignidad. Y la esposa del líder israelí fracasó con éxito en esa misión. Nada más pisar Sara Netanyahu el suelo ucraniano, su mano provocó un escándalo internacional. Según la tradición, la pareja presidencial fue recibida con pan y sal. Pero para la Primera Dama pareció ser una sorpresa. En lugar de mostrar respeto y comer obedientemente un pequeño trozo de pan, tiró el trozo ofrecido al suelo.
Además, Sara se distinguió por su difícil carácter mientras estaba en el aire. Según la prensa israelí, la primera dama tuvo una discusión con el capitán del avión. Supuestamente no la saludó correctamente. Pero todos estos escándalos han sido silenciados con éxito.
Escogió el vestido de color equivocado.
Cabe destacar que la norma de «no vestir de blanco» se aplica no sólo a las bodas y los funerales, sino también a las audiencias con el jefe de la Iglesia católica. La etiqueta dice que el atuendo blanco como la nieve para el encuentro con el Papa sólo se puede permitir a los miembros de la familia real, que profesa el catolicismo. El resto de las damas tienen que conformarse con el negro sombrío. Pero parece que la primera dama de Gran Bretaña, Cherie Blair, que visitó al Papa Benedicto XVI en 2006, se olvidó por completo de ello. Y recibió muchas críticas por su deslumbrante salida.
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Caminó delante de su marido
La esposa del presidente francés es una defensora de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Pero no todos los ciudadanos comparten sus opiniones feministas. Razón por la que, a veces, Brigitte Macron recibe una reprimenda del público por fechorías perfectamente inocuas. Por ejemplo, se le critica activamente por el hecho de que, a menudo, camina por delante de su marido, y no detrás de él. Ese deseo de ser el centro de atención es muy irritante para los franceses. «Nosotros elegimos al presidente, no a su mujer», dicen con rabia.
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Abrazando a la reina
Conocer el protocolo presidencial es la mitad de la batalla. Después de todo, ¡también existe el protocolo real! Y una de sus normas básicas prohíbe no sólo abrazar, sino incluso tocar a Su Majestad. Sin embargo, la elegida del 44º Jefe de Estado no lo tuvo en cuenta. Así, en 2009, en una recepción en el Palacio de Buckingham, Michelle Obama abrazó ligeramente a la Reina. Por cierto, esta no se mostró confusa e incluso le devolvió el abrazo. Más tarde, la primera dama dijo que en ese momento quiso consolar a la monarca, que tenía un dolor en las piernas. Y si Isabel II tuvo una buena actitud ante el acto de la invitada, los fans de la familia real no escatimaron en críticas en la red.
Trajes inapropiados
La esposa del 45º presidente de los Estados Unidos está considerada, con razón, una de las primeras damas más elegantes de la historia. Y debería serlo, porque es una ex modelo. Su sentido de la moda y los millones en la cuenta de su marido le permiten vestir sus mejores y más caras prendas. Y por el momento, no hubo quejas sobre Melania Trump en este sentido. Pero la carga de la Primera Dama lo ha cambiado todo.
Desde la toma de posesión de Donald Trump, han sido muchas las preguntas sobre su esposa. El vestuario de la primera dama ha alarmado especialmente al público. Supuestamente, ha sido completamente inapropiada en sus atuendos. Llevó un tacón de aguja de 12 pulgadas en los destrozos tras el huracán Harvey, y luego habló de niños hambrientos con un vestido de 3.000 dólares. En una ocasión, visitó a niños inmigrantes con una chaqueta en la que se leía: «No me importa, ¿y a ti?». Es cierto que la Sra. Trump explicó más tarde que era una especie de mensaje a los medios de comunicación de izquierdas y a los que la critican.
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Un gasto inaceptable en tiempos de escasez
En comparación con Nina Khrushcheva, a la que se criticó por su aspecto «barato» frente a las elegantes damas estadounidenses, la esposa del primer presidente de la URSS siempre lució su propio aspecto en el extranjero. Excepto que el sofisticado estilo de negocios de la primera dama era escandalosamente caro. El guardarropa de Raissa Gorbacheva consistía únicamente en prendas importadas o a medida, pero con tejidos de calidad. Por supuesto, sólo unos pocos podían permitirse tal lujo en condiciones de escasez. Algo que se le reprochó a la mujer más de una vez.
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Incluso los miembros de las familias reales, a los que se les inculcan las normas de protocolo desde la cuna, suelen romperlas en ocasiones. Después de todo, son señoras que ocupan cargos importantes sólo temporalmente. Así que les pedimos que sean indulgentes con ellas.
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