Hace unos años, los estadounidenses Chloe y Rohan Dunstan se convirtieron en los felices padres de hijos-trillizos. Sin embargo, los padres no se amilanaron y decidieron buscar también a una hijita. Pronto Chloe quedó embarazada nuevamente.
Un día, durante la ecografía de rutina, el médico notó algo increíble. «Veo a un bebé aquí y otro más arriba», – dijo con calma el ginecólogo. «¿Quiere decir que traigo gemelos?» – preguntó incrédula Chloe. Segundos después, el médico movió la sonda de ultrasonido y se fijó en un pequeño espacio entre los dos fetos. «Bueno, y aquí está el tercero», – dijo con entusiasmo el médico.
¡El útero de la mujer albergaba a tres nuevos frutos! Según los expertos, esto sólo es posible una vez cada varios cientos de miles de embarazos.
Sin embargo, esta vez no todo resultó tan sereno y estable como en el parto anterior. El vientre de la mujer crecía demasiado rápido, y los estudios revelaron algo preocupante. El estado de salud de uno de los frutos del embarazo se encontraba bajo una seria amenaza. Los médicos advirtieron que la niña no estaba creciendo lo suficiente. Sus hermanos acapararon todo el espacio y, con cada día que pasaba, la situación estaba empeorando.
Para salvar la vida de la madre y la de los bebés, los médicos propusieron una opción muy difícil – inducirle a Chloe un parto prematuro. En la semana 28 del embarazo, mediante una cesárea, la feliz madre le dio a luz a tres niños sanos. Así llegaron al mundo la tan esperada Pearl, y los dos chicos – Henry y Rufus.
Sin lugar a dudas, el nacimiento de este trío ha sido un verdadero milagro. Si también piensas lo mismo, comparte con tus amigos este emotivo artículo.
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