A sus 10 años de edad, Abby Farko no sabía lo que significaba ser una niña saludable. Cuando tenía 4 años de edad, ella fue diagnosticada con leucemia. Desde entonces, la mayor parte de su vida fue una constante lucha contra la enfermedad.
Por aquel entonces, los médicos les dijeron a sus padres que la pequeña solo tenía un 20% de probabilidades de sobrevivir. «Teníamos el corazón roto», – dice Patty, la madre de Abby.
Durante los próximos 6 años, la familia ha hecho todo lo posible para Abby fuera capaz de llevar una infancia sin preocupaciones. La niña pasó por tiempos difíciles: se sometió a una terapia de trasplante de médula ósea, así como a quimioterapia y radiación. La pequeña, incluso, probó con un fármaco experimental…
Pero, no fue hasta octubre de 2013 que la familia recibió un rayo de esperanza. Abby completó su tratamiento, y durante un año pudo vivir una vida normal. La niña fue a la escuela, jugó al fútbol, e incluso se convirtió en una chica exploradora. Pero la felicidad duró muy poco… El cáncer había avanzado a su espalda, y su estado se tornó aún más grave.
«Abby casi dejó de moverse. El más mínimo movimiento le causaba un dolor terrible», dice Patty.
En febrero de 2015, la chica se hizo otro trasplante de médula ósea. Pero, esta vez, su cuerpo le hizo rechazo al material donante. Al siguiente mes, los riñones de Abby comenzaron a fallar, y los médicos les informaron a sus padres que, a pesar de la diálisis, la pequeña no sobreviviría más allá de 48 horas.
Los padres comenzaron a llamar a todos los familiares, para que pudieran despedirse de Abby. Cuando todos estuvieron reunidos, la niña fue desconectada de los dispositivos de soporte vital, y fue llevada a casa.
Toda la familia estaba sentada en la habitación de la niña, conteniendo las lágrimas. Pero, de repente, Abby se despertó y dijo: «Tengo tantas cosas que hacer en la vida…» ¡Sorprendentemente, después de eso, la niña comenzó a recuperarse!
Para sorpresa de los médicos, y contra todo pronóstico, Abby hoy está en remisión, aunque aun debe tomar medicamentos, dos veces al día. Si bien nadie puede hacer predicciones definitivas sobre su futuro, pues la enfermedad podría volver en cualquier momento, la familia de la chica es muy optimista.
Abby regresó a la vida, y está agradecida por esta segunda oportunidad. Ahora, tanto ella como su familia están convencidas de que lo más importante es disfrutar de cada momento.
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