La Copa de Melbourne es el acontecimiento más notable, que se celebra en el Hipódromo de Flemington, Melbourne, Australia.
La historia de la Copa de Melbourne comenzó en 1861, cuando los colonos, recien llegados de Inglaterra, intentaron introducir en el continente australiano su deporte favorito, mediante la organización de carreras de caballos de dos millas, con un fondo premial de £ 170.
Durante años, la Copa de Melbourne ha sido uno de los eventos más brillantes en la vida social de Australia. Acorde a la tradición Inglésa, el evento era famoso por su estricto código de vestimenta. Damas solían llegar a la pista de carreras, reluciendo un vestido largo y negro. Sin embargo, muchas aguas han corrido desde entonces… Te proponemos echar una mirada para comparar. ¿Sientes la diferencia?
La matrona de la alta sociedad australiana, Betty Rose McInerney en 1960.
Todo comenzó en 1965, cuando la afamada modelo inglesa Jean Shrimpton apareció en la Copa de Melbourne, en una vestimenta que apenas cubría las rodillas. No llevaba sombrero, medias o guantes y lucía un reloj de hombre, lo cual era inusual en aquel entonces. Este incidente provocó un escándalo en la alta sociedad de Sydney.
Y mientras más tiempo pasaba, más cortas eran las prendas… y más abiertas…
Isabel II en las carreras de Melbourne, 1981.
El magnate de los medios Rupert Murdoch con su ex esposa Wendi Deng en la Copa de Melbourne, 1999.
Después de una breve incursión en la historia, vamos a ver a las damas que visitaron el Parque Flemington el 29 de octubre de 2016.
¡No, aquí no hay ninguna violación de las normas de la decencia!
¡Mientras que en la década de 1930, venir sin una pamela a las carreras, no solo era de mal gusto, era un verdadero crimen!
Las señoritas modernas hacen caso omiso a sus pamelas.
La princesa Diana en las carreras de Melbourne, 1985.
Jean Shrimpton, la modelo que una vez fue llamada la mujer más bella del mundo.
La maxi falda de esta belleza es francamente más reveladora que el mini vestido de Jean Shrimpton…
A juzgar por las fotos, las guardias en esta celebración de 2016 la pasaron bien atareada. De seguro, la pasarían mucho más agradable con las refinadas señoritas en 1960. Qué podemos hacer: nosotros no elegimos el tiempo en el que nos tocó vivir.
Un viaje a través de la historía siempre es excitante. ¿Te gustó el artículo? Si es así, no dudes en compartirlo con tus amigos y allegados en las redes sociales.
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