Todos los seres humanos cometemos errores, y no hay nada extraño en eso. Por el contrario, los errores a menudo nos estimulan, nos vuelven más decididos. Desde luego, hay quienes lo ven como una derrota personal y se deprimen aún más. Lo cierto es que, cualquier error debe ser analizado cuidadosamente y tomado como una experiencia: todos cometemos errores, y tú no estás exento.
Un vivo ejemplo de ello es la siguiente historia. Este hombre ha cometido un error y ahora lo lamenta, pero al mismo tiempo, ha aprendido de él y ha sacado sus conclusiones. Por supuesto, la experiencia ajena nunca podrá suistituir la propia, pero de todas formas, trata de captar el mensaje, pues es realmente muy simple. Esta es la historia de un hombre que dejó a su esposa…
«Hace exactamente un año dejé a mi esposa. Conocí a una muchacha joven y atractiva que me dio el placer, cosas que hace mucho que dejó de dar mi esposa. Ella literalmente ha perdido las formas, tenía el cuerpo cubierto con la celulitis, las estrías, su vientre quedó colgado…
Mi esposa se olvidó de los cosméticos, abandonó su pelo y muy a menudo olía a sudor. Luego, dejó de hacer las cosas básicas: pintarse las uñas, afeitarse las piernas, llevar un sujetador, por lo que sus pechos lucían caídos… En resumen, todas estas cosas tuvieron una influencia negativa sobre mí. Ya no veía en ella a la mujer de la que me había enamorado. Y entonces me fui…
Hoy, justo un año después de que nos habíamos separado, me encontré con mi ex mujer. Cuesta decirlo, pero… ¡Yo no podía creer lo bien que ella se veía! Hermosa, bien peinada, con un cuerpo muy sensual y atractivo, vestida con un vestido apropiado a su figura… ¡No puede ser! Me negaba a creerlo…
No se parecía en nada a la madre de tres hijos (mis hijos!). Y entonces pensé mucho acerca de lo que había sucedido. Probablemente, cuando ella estaba conmigo, no le alcanzaba el tiempo para ir al gimnasio, ¡porque todo el tiempo estaba al tanto de mí y de nuestros hijos! Tal vez no llevaba el sujetador, simplemente, porque no tenía tiempo que perder, porque había que alimentar a los niños.
Tal vez, ella no se afeitaba las piernas y tenía las cejas desplumadas, porque tenía que cocinar, lavar, limpiar, para atender a todos nosotros. Ahora pienso que, ¿tal vez, ella era realmente feliz? Después de todo, ella siempre ha soñado con una familia grande y fuerte, y se esforzaba por tenerla. Tal vez su vida estaba bien así, pero yo simplemente no alcanzaba verla…
Hoy, un año después, quiero decir que aprendí una cosa muy importante: Yo sé lo que es una verdadera mujer en casa, y la perdí, perdí a la persona que era todo para mí, mi mayor felicidad. Cambié la belleza que hay en el interior por la belleza externa. Mientras tanto, ella encontró a un hombre que no la trataba como a una sirviente, que respetó el tiempo que ella necesitaba para ocuparse de sí misma. Ahora ya es demasiado tarde para cambiar algo…»
Cada vez que crees que alguien no es digno de ti o no cumple tus expectativas, detente, mira dentro de ti y pensa, qué tú mismo estás dando a cambio. ¡No será que estás cometiendo error en este mismo momento! ¡Si no lo has decidido aún, pues no pierdas tiempo y haz algo agradable para tu ser querido!
Deje su opiñón sobre la publicación