En los últimos años, la medicina ha dado un avance considerable: la humanidad ha aprendido darle frente a numerosas enfermedades, mientras que la cirugía moderna hoy día es capaz de hacer verdaderos milagros. Sin embargo, esto no significa que puedas tirar por la borda tu salud. Después de todo, los médicos también son seres humanos y pueden cometer errores.
A veces, ellos no pueden abarcar todos los síntomas íntegramente, lo que puede dificultar un diagnóstico certero. Más aún que para atender a un paciente el tiempo asignado no siempre puede ser suficiente. Así le sucedió a la heroína de la siguiente historia, quien comenzó a dudar de la exactitud del diagnóstico.
La inglesa Amanda Davies es una amorosa madre que se preocupa mucho por la salud de sus hijos. Es por ello que no le pasa desapercibido el más mínimo cambio en sus comportamientos.
En una ocasión Amanda se percató de que algo iba mal con su pequeña hijita de 2 años de edad. La niña no se veía tan activa como de costumbre y se quejaba de dolores de cabeza. Naturalmente, esto alarmó a Amanda, quien llevó a la niña de inmediato a una clínica.
El examen del pediatra no reveló nada grave, excepto que la niña sufría de displasia del tejido conectivo, conocida también como el Síndrome de Hiperlaxitud Articular. Esta es una enfermedad congénita benigna que se hereda.
Al escuchar el diagnóstico, Amanda se mostró un poco escéptica. Después de todo, el Síndrome de Hiperlaxitud Articular podría explicar la escasa movilidad de niña, pero no explicaba el por qué de los dolores de cabeza.
El médico que atendió a la pequeña estaba seguro de su diagnóstico y no veía razón alguna para repetir el análisis. Pero Amanda estaba decidida a reevaluar el diagnóstico, a cualquier costo. Al llegar a casa, ella llamó a una ambulancia, so pretexto de que su hija se había caído y golpeado la cabeza durante un juego. Notificó además que la niña había vomitado varias veces.
La niña fue llevada al hospital en una ambulancia. Luego de que la madre describiera los síntomas de náuseas y vómitos, los médicos le indicaron un escáner a la niña. Era necesario comprobar si la pequeña sufrió algún daño cerebral severo, a consecuencia de la caída. Naturalmente, la niña no presentó lesión alguna. Sin embargo, la tomografía mostró algo más …
Los peores temores de Amanda fueron confirmados. ¡La niña padecía un tumor cerebral! La enfermedad era ya suficientemente avanzada, un poco más, y podría ser demasiado tarde… Gracias a la vigilancia y persistencia de su madre, la niña aún tenía una buena oportunidad. Pero ya no había tiempo para demora, y solo cuatro días después, la pequeña fue sometida a una cirugía para extirparle el tumor.
Afortunadamente, la ayuda llegó a tiempo, y hoy la niña se encuentra fuera de peligro. Su salud se ha fortalecido, para la inmensa alegría de sus padres.
El ingenio y determinación de esta heroica madre salvaron la vida de la pequeña. Sin embargo, esto no significa que debas desafiar cada diagnóstico médico… ¡Los médicos no siempre se equivocan! Solo debes estar atento a tu estado de salud y la de tus seres queridos. Comparte este post con tus amigos… ¡Nuestra salud está en nuestras manos!
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