Si en algún momento, alguien que amas inmensamente, corriera un peligro mortal, ¿qué estarías dispuesto a hacer? Sin duda, es uno de estos casos cuando cualquiera traspasaría los límites establecidos. En fin, en una situación así, ninguno de nosotros podemos saber ni asegurar, qué hubiéramos hecho.
Un día frío de enero de 2015, George Pickering III cayó en coma en un hospital de Houston, tras sufrir un infarto cerebral. A sus 27 años, ya tenía algunos antecedentes, pues había sobrevivido varios ataques de apoplejía anteriormente. Pero esta vez, tal fue la magnitud y la gravedad, que los médicos certificaron una muerte cerebral.
Sobra decir que el diagnóstico fue un duro golpe para toda la familia, pero especialmente lo fue para su padre, George Pickering II. Se mantuvo todo el tiempo al lado de su hijo, el hecho que preocupó mucho al personal del hospital. Preocupados por su salud mental, los galenos le otorgaron el poder de decisión sobre la vida a la madre del joven.
Llegado el momento, los doctores les pidieron autorización para desconectar a su hijo de los aparatos que lo mantenían con vida. De esta forma, podrían donar sus órganos a otros pacientes enfermos. Fue una decisión muy difícil, pero al final, la madre terminó aceptando la petición, y los médicos iniciaron el procedimiento.
Pero el padre de George no podía conformarse con que su hijo llegara al final de su vida. En lo más profundo de su corazón, sentía que su hijo no iba a morir, ¡no ahora! Y en este instante, pasó algo que nadie esperaba. Al enterarse de la decisión de su ex esposa, el padre… sacó una pistola y amenazó al personal del hospital. ¿Se volvió loco de tanto sufrimiento? Probablemente, no.
El hombre entendía muy bien que este era su último y desesperado recurso para evitar que los médicos cometieran, según él, un terrible error. Su otro hijo logró arrebatarle la pistola de las manos. Pero el enfurecido padre, no se sabe de dónde, consiguió una segunda pistola y se negó rotundamente a dejar la habitación de su hijo. Permaneció a su lado ¡durante tres horas, tres valiosas horas! mientras la policía trataba de negociar con él.
Durante ese tiempo, no soltaba la mano de su hijo ni por un momento, sujetándola firmemente. Le pedía, le suplicaba al cuerpo inmóvil, que le diera una señal de vida para que los doctores se convencieran de que todavía podían hacer algo para ayudarlo. Más tarde, sucedió algo absolutamente increíble: a la vista de todos, el joven de la supuesta muerte cerebral presionó levemente la mano de su padre tres veces.
Los médicos se quedaron atónitos. Al examinarlo nuevamente, confirmaron que mostraba ciertas reacciones que un paciente con muerte cerebral no puede tener. Profundamente aliviado, su padre se entregó a la policía.
Posteriormente, George hijo despertó del coma y ahora está totalmente recuperado. Mientras que su padre cumplió una sentencia de once meses en prisión por intento de agresión con arma mortal. Desde luego, esta no fue la mejor vía, pero fue el único recurso que él encontró para sacar a su hijo de las garras de la muerte. Sobra decir, cuán conmovido y agradecido se sentía su hijo, cuando supo lo que su padre había hecho para protegerlo.
Aquí puedes apreciar el vídeo con toda la historia (en inglés):
Por fortuna, la desesperada acción de George padre no conllevó a lamentables consecuencias. Lo que parecía una amarga e inevitable tragedia, tuvo un milagroso final feliz.
¿Qué sentimientos te ha provocado este conmovedor suceso? ¿Qué harías tú, en lugar del desesperado padre? Escríbenos y no olvides compartir este artículo con tu familia y amigos de las redes sociales.
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