Las mujeres, a menudo, sobrepasan a los hombres en diferentes esferas de actividad, y no necesariamente en física, estudios espaciales o medicina. Este mundo ya conoció a mujeres exitosas en política, arte, ciencias… Y el campo criminal no ha sido una excepción. ¡Sí, lo has leído bien! Es un ámbito más donde las mujeres han logrado superar a los hombres. Historia conoce varios casos de extraordinarias vagabundas, asesinas y narcotraficantes.
Hoy ¡Qué pasada! ha traído para ti la historia de Griselda Blanco, una narcotraficante colombiana, la primera multimillonaria de cocaína en el mundo. Su crueldad era legendaria – Griselda fue conocida como una de las más peligrosas figuras en el campo de narcotráfico.
Conocida como «la madrina de cocaína», esta mujer no conocía piedad. La acusan de 200 asesinatos, sin embargo, las autoridades fueron capaces de probar solo su complicidad en el contrabando y el tráfico de estupefacientes.
Nacida en 1943 en Cartagena, Colombia, Griselda desde niña mostró inclinaciones de una delincuente: a los 11 años de edad, participó en el secuestro de un menor, al quién finalmente mató. A los 14 años, ella se escapó de casa y se ganaba la vida trabajando de prostituta hasta cumplir los 20 años.
Luego, se casó y tuvo tres hijos. No obstante, el papel de buena madre y ama de casa no la satisfacía. Con su segundo marido, se trasladó a los EE.UU. donde se dedicó completamente al tráfico de estupefacientes.
Su «carrera» en este campo comenzó con los «impresionantes» 7 kg de cocaína que logró transportar de Colombia a los EE.UU. en su ropa interior. Pero la cantidad de dinero ganada, una suma considerable, por cierto, solo fue un «aperitivo» para ella… Griselda se propuso un objetivo mucho más ambicioso: decidió conquistar a la bohemia norteamericana y convertir la cocaína en un estupefaciente de lujo.
Poco después, la nueva droga costosa comenzó a venderse en los clubs nocturnos de Miami y muy pronto se puso de moda. A finales de los 1970, Griselda Blanco tomó la ofensiva en las «guerras de cocaína» en Miami, donde finalmente, la cocaína desplazó a marihuana, invadiendo todo el mercado negro de estupefacientes. Desde entonces, los EE.UU. quedaron sacudidos por la epidemia de cocaína.
La reputación de Griselda, como una narcotraficante cruel y despiadada, sugería que en su camino era mejor no interponerse. En 1984, enfrentó varios atentados contra su vida, por lo cuál tuvo que trasladarse a California. Detenida un año más tarde, fue condenada a 20 años de prisión por el contrabando. Sin embargo, aun en la cárcel, Griselda continuó con su negocio.
En 2004, tras su puesta en libertad, Griselda Blanco fue deportada a Colombia, donde sigió con el tráfico de estupefacientes. No la paró ni la muerte en tiroteos de ambos sus maridos y tres de sus cuatro hijos, ni las numerosas amenazas contra ella.
Griselda Blanco elaboró muchos itinerarios de contrabando de estupefacientes, vendía cocaína en grandes cantidades y al por menor. Incluso, abrió una tienda de ropa interior donde se vendían conjuntos con especiales bolsillos secretos para transportar drogas. Es considerada ser la primera narcotraficante colombiana que logró establecer el contrabando de estupefacientes a los EE.UU.
No es de extrañar que la esperara la misma muerte que a muchas de sus víctimas. El 3 de septiembre de 2012, dos motociclistas le dispararon a quemarropa a la narcotraficante, cuando estaba saliendo de la carnicería. Este mismo modo de matanza – asesinos en las motos, en pleno lugar público – fue el «preferido» de la pandilla de la señora Blanco. Dos balas en la cabeza, y «la madrina de cocaína» murió en el sitio.
Los policías solo se preguntaban por qué esto no había sucedido antes – aquella mujer-demonio, a sus 69 años, tenía una multitud de enemigos. Griselda Blanco pasó a la historia como una de las criminales más violentas y una de las más exitosas narcotraficantes del mundo.
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