El personal del orfanato ucraniano, donde vivía la pequeña Danica, no ponía en duda que para ella, había probabilidades mínimas de que alguna familia la tomara en adopción. La pobre chica tuvo el infortunio de nacer con el síndrome de Treacher Collins. Este raro trastorno genético aparece sólo en uno de cada 500 000 nacidos y se caracteriza por una deformidad maxilofacial áspera.
La asimetría de la carita de Danica disuadía a todos los potenciales candidatos a padres adoptivos. Es terrible imaginar cuán terrible destino esperaba a la pobre niña, al llegar a la vida adulta… Si no fuera por la intervención de la familia de Wetmore.
Cuando la pareja estadounidense vio a la niña, ¡sintieron algo como una descarga eléctrica! Fue su primera y única visita al orfanato ucraniano. Se cruzaron las miradas y leyeron los pensamientos uno del otro: «Venga ya, recojamos a nuestra hija y vayámonos a casa».
Sucede que Juliana, la hija natural de los cónyuges Wetmore, también nació víctima de la misma anomalía genética, solo que su caso es mucho grave. ¡Ahora, en pequeña Danica, Juliana encontró no solo a una hermana, también a una compañera y amiga en las adversidades!
Mirando, con cuánto entusiasmo juegan los niños de los Wetmore, entiendes que no existe mejor hogar en el mundo para Danica. Juliana y otros pequeños quedaron muy animados por la llegada a casa de la niña ucraniana. Ahora las chicas se han convertido en las mejores amigas, como si se conocieran desde la infancia. Con suerte, la vida futura Danica será tan brillante y protegida como ahora!
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