Las historias sobre las personas valientes, que con el coraje han enfrentado las adversidades del destino, siempre han sido muy inspiradoras. Y la historía de Bethany Hamilton, una joven americana nacida en Kauai, Hawaii, es una de ellas. Desde su infancia, Bethany ha sido adicta al surf. Hija de una pareja de surfistas, ella desde 4 años de edad, literalmente no se desprendía de su tablero favorito, soñando en convertirse en una surfista profesional. Para sus 13 años, ya había alcanzado varios premios ganadores en muchas competiciones de este deporte en diferentes categorías de edad. Pero entonces ocurrió el desastre.
Durante una mañana del otoño del 2003, en Halloween, Bethany y sus amigos fueron a la playa para atrapar una ola, en la costa de su natal Kauai. Cuando la chica estaba acostada sobre su tablero, movendo las manos en el agua, fue atacada por un enorme tiburón tigre, de cuatro metros de largo. La joven perdió su brazo izquierdo hasta el hombro. Los amigos le ayudaron a llegar hasta la orilla y le brindaron los primeros auxilios, haciendo un torniquete. Sin embargo, la lesión era muy grave, en pocos minutos Bethany había perdido cerca del 60% de su sangre.
Pero ella sobrevivió, aunque tuvo que pasar un largo tiempo en el hospital. Cualquiera en tal situación habría llegado a la desesperación y nunca más se acercaría al mar. Pero Bethany nació siendo una verdadera luchadora. Ella superó sus miedos, y solo un mes después de salir del hospital, puso los pies una vez más sobre su tabla. Para volver a surfear, tuvo que adaptar una tabla hecha a mano, que era un poco más gruesa y más fácil para nadar. Tras aprender a nadar con un brazo, ¡volvió al surf!
Al año siguiente ganó uno de los campeonatos nacionales de surf. Y en 2009, llegó al podio del Campeonato del Mundo Junior, celebrado en Australia.
Sobre los retos y luchas de su vida, Bethany escribió su autobiografía «Alma de Surfista: Una verdadera Historia de Fe, Familia, y Lucha para regresar a la Tabla». Esta historia conmovedora fue la inspiración para una película «Heart of a Soul Surfer», llevada a las pantallas en 2011.
Además de los logros deportivos, en la vida personal de la chica las cosas le van muy bien. Hace dos años se casó con un joven pastor Adam Dirks. Y recientemente, la familia celebró la llegada de un hermoso niño, a quien llamaron Tobías. Es revelador que, incluso durante el embarazo, Bethany nunca se separó de su amada tabla de surf.
La valentía de esta chica es admirable. Su ejemplo muestra que incluso una lesión deja de ser un impedimento, cuando hay una razón para luchar y un objetivo a seguir. Si esta historia te ha inspirado, no olvides de compartirla con tus amigos.
Deje su opiñón sobre la publicación