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Hechos interesantes y nada románticos del pasado, que por suerte dejamos atrás.

De las lecciones de historia escolar, todos tenemos una noción de cómo vivían las personas en el pasado. Aunque vale la pena reconocer que, en gran medida, nuestras ideas sobre estas épocas han sido formadas por películas y ficción. Y estas, por supuesto, no son las fuentes más objetivas…

Por lo general, al pensar en el pasado, imaginamos hermosos castillos, bailes reales, damas exuberantes, con vestidos y accesorios lujosos. Pero, a menudo el pasado fue un tiempo duro y denso, y para nada romántico.

El baño también tenía función de armario

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En la Edad Media, al armario se le llamaba letrina. La palabra se puede traducir como «un lugar para guardar la ropa». De hecho, era una repisa en la pared, con un agujero en el piso para drenar. Los desechos simplemente fluían hacia abajo. Y en las paredes del interior, justo sobre el orificio, generalmente se colgaban los vestidos para que se «airearan», y de esta manera los parásitos no se pegaran a la tela.

La proa del barco, decorada con hermosas figuras, era un baño

© Hbo © Wikimedia

La proa del barco, que solía estar decorada con variadas figuras, era el lugar para hacer las necesidades, y se llamaba «letrina». Los desechos eran arrojados directamente al mar abierto, a través de la proa. Es de destacar que, a menudo, el capitán adornaba la proa de su barco con la figura de su esposa o amante.

Pero, si había mal tiempo, un marinero podría ser arrojado por la borda mientras hacía sus necesidades, por lo que el capitán tenía un baño privado, justo en la cabina.

Las mujeres ocultaban los vestigios de la menstruación con ropas rojas

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Hasta el siglo XX, el inicio de «estos días» era un hecho poco frecuente en la vida de una mujer. La causa tal vez se debiera a la mala nutrición y a los embarazos frecuentes. La menopausia en las mujeres de la Edad Media comenzaba generalmente a los 40 años. Pero, cuando llegaba el período desagradable, no pensaban mucho en la higiene. La dama podría usar un trapo atado, musgo de pantano o simplemente no usar nada.

Y para que las manchas de las filtraciones no fueran tan notables, algunas mujeres usaban vestidos de tonos rojo marrón.

Un caballero podría ser un hombre que nunca participó en batallas

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Por lo general, la palabra «caballero» representa a un guerrero con una brillante armadura. Sin embargo, en realidad, todo era mucho más prosaico. El estatus de caballero podría ser obtenido por un funcionario de poca monta, un juez o incluso un próspero terrateniente.

El dosel de la cama cubría a los cónyuges durante el desempeño de los deberes matrimoniales

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El amor en los viejos tiempos era muy diferente del moderno en muchos aspectos. Por lo general, en la misma habitación con el señor y su esposa siempre había un sirviente y un guardia. El dosel protegía a los dueños de la casa de corrientes de aire y espectadores no deseados.

Los vestidos lujosos nunca se lavaban

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Incluso en plena era victoriana, las mujeres no lavaban sus lujosos vestidos. Para su costura, se utilizaban telas finas que, simplemente, no podían soportar un lavado áspero con legía.

En cambio, las mujeres usaban muchas capas de ropa interior. Los calzones y las camisas sí se lavaban regularmente. Y esa tarea recaía en las desafortunadas mucamas, quienes tenían que lavar la ropa con agua hirviendo y álcali durante una hora, lo que deterioraba rápidamente sus manos.

Para convertirse en alguien cercano al monarca, bastaba no ser aprensivo

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En la corte de los Tudor, había una posición bastante honorable llamada «chambelán de la silla». Se suponía que la persona que la ocupaba ayudaría al monarca a satisfacer sus necesidades naturales. A cambio, se podía acceder al tesoro, y bajo el mandato de Enrique VIII, incluso a un título de caballero.

Bajo el mandato de Isabel I, Kat Ashley ocupó un puesto similar en las habitaciones de la primera dama. Con los años de servicio, la mujer fue su dama de compañía y gran influyente en la corte de la reina.

Nada, que en estas épocas no se prestaba gran atención a la higiene. Todas estas situaciones eran muy comunes, y no es sorpresa que las plagas y enfermedades estuvieran a la orden del día. Por suerte, eso ya quedó atrás.

¿Qué te llamó más la atención? Escríbenos tus impresiones en los comentarios, y no olvides compartir estos interesantes hechos del pasado con tus amigos de las redes sociales.

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