Los padres a menudo tienen que buscar intuitivamente un equilibrio a la hora de animar y castigar a sus descendientes. No siempre sale bien. A veces, obligar a un niño a hacer algo está justificado, porque redunda en su beneficio. Pero lo más frecuente es que los padres se equivoquen y obliguen a los hijos a hacer algo sólo por su propio interés.
Así que hoy hablaremos de lo que exactamente no se puede obligar al niño a hacer. También sobre cómo no causarles daño, considerando que actuamos por su bien.
FORZAR A UN NIÑO
Para hacer realidad los sueños de sus padres
Mamá sueña con ser bailarina, papá es abogado, y así empezó todo. El niño se ve obligado a ir a las secciones que no le interesan, y cualquier queja de la prole se responde con el espíritu de «nosotros sabemos más, cuando crezcas, lo entenderás».
© UnsplashEsos padres deben aprender que los niños no son su propiedad y que son libres de elegir por sí mismos lo que quieren hacer. Incluso si algo en particular te parece una tontería, pero al niño le gusta mucho, quédate tranquilo.
Deja que tu hijo lo disfrute y que luego descubra por sí mismo si lo necesita o no. Tus lamentos e intentos de orientación sólo empeorarán la situación.
© UnsplashAlmuerzo
Si nuestras abuelas y madres cuidadoras supieran a cuántas personas han perjudicado con la alimentación forzada… Primero, atiborran literalmente de comida al niño, y luego lo juzgan y se lamentan de que haya engordado tanto.
© UnsplashEn la infancia, el metabolismo de los niños es rápido, por lo que todos tratan de alimentarlos para su propio desarrollo. Pero cuando llegan a la adolescencia, es cuando surge todo el problema: las chicas y chicos empiezan a ganar peso rápidamente.
A continuación comienzan los trastornos alimentarios, la obesidad y los constantes intentos de ponerse a dieta. En este periodo de la vida del niño, la madre y la abuela pueden, por el contrario, burlarse del exceso de peso del niño y lamentarse en plan «por qué comes como una vaca, mira qué gordo estás».
© UnsplashEngaño
Todos aprendemos a hacer trampas tarde o temprano, pero eso no significa que se deba fomentar tal conducta en los niños. Si le pides a un niño que mienta a alguien por ti, la próxima vez recibirás una mentira de su parte.
© UnsplashComunicarse con otros niños
A menudo los padres no prestan suficiente atención al hecho de escuchar a su hijo. Están ocupados, no tienen tiempo para los balbuceos de los niños. Pero justo en esos momentos es cuando el hijo puede decir si los chicos del patio no son interesantes por lo que no quiere comunicarse con ellos.
O compartirá que los niños del patio están enfadados y se burlan de él. Es posible que los padres no sean conscientes de ello y los echen a la fuerza a la calle para que sean amigos de otros niños. El niño finalmente no puede hacer nada frente a los «sabios» padres y saldrá a la calle para la siguiente ronda de acoso.
© UnsplashSi un niño no quiere ser amigo de alguien, entonces hay una razón para ello. No tienes que ser amigo de todos los que te rodean. Por lo tanto, no hay necesidad de organizarle compulsivamente las amistades a tu niño. Si el chico es tímido, eso no le ayudará en nada y sólo empeorará su condición.
Ser el mejor
Los padres suelen crear en sus cabezas una imagen del hijo ideal y luego intentan conseguirla en la realidad. En esta fantasía no hay lugar para los pantalones sucios, las malas notas o la timidez.
© UnsplashLos padres quieren conseguir un niño perfectamente obediente, pero también con un carácter fuerte y resistente que pueda hacer frente a las dificultades. Y no funciona así. Las madres y los padres convierten a los niños en vegetales sin agallas, incapaces de defender su punto de vista, o en rebeldes fuertes y resistentes.
En nuestro sitio tenemos otros dos artículos interesantes sobre este tema. Por ejemplo, escribimos sobre dos cosas que los hijos nunca perdonarán a sus padres. También hablamos sobre el origen de los niños desagradecidos, y cómo evitarlo.
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