Cuando una mujer que ya tiene hijos, se casa, ella siempre espera que su nuevo elegido los ame como propios. Por desgracia, la mayoría de los hombres nunca llegan a aceptar a sus hijos como si fueran propios. Pero Dave, el protagonista de esta historia, ha sido verdaderamente un padrastro ejemplar.
Lleno de amor y deseoso de mostrar sus sentimientos hacia la madre de Christine, Dave vendió su coche, para con este dinero, organizar una boda. Ahora, años después, Christine afirma que Dave no es un padrastro, es un padre para ella.
David jugó con la pequeña Christine a las muñecas, la apoyó en todas sus diminutas empresas, estaba en cada competición de karate, donde participó la chica. Según ella, un mejor padre no podía desear. Hoy en día, ya crecida, Christine decidió hacer el regalo de lujo a su padrastro!
Durante varios años, la chica agradecida guardaba el dinero y dedicaba su tiempo a buscar en las subastas en Internet, hasta que finalmente encontró una copia exacta del vehículo que una vez vendiera Dave. No alcanzan palabras para describir la emoción y alegría que sintió el hombre, al ver la sorpresa que le preparó su hijastra. ¡Al final, hasta lloró de alegría!
No por gusto dicen «quien siembra amor, recoge amor». ¡Comparte esta emotiva historia con tus amigos!
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