La anciana madre de Caspar le dio una tarea bastante difícil. El antiguo granero detrás del pequeño lago en su terreno ya hace un buen tiempo le molestaba a la mujer. Ella siempre ha querido reconstruir el recinto, convirtiéndolo en un pabellón, donde pudiera recibir a los visitantes, disfrutar de las actuaciones de los nietos o dibujar.
Caspar aseguró a su madre que iba a hacer todo lo posible para hacer realidad sus sueños. Sin embargo, cuando la mujer vio por primera vez el resultado de su trabajo, quedó muy decepcionada.
Desde lejos, la creación de Caspar, en realidad, se asemejaba a un cobertizo ordinario. ¡Pero cuando la madre entró en el interior, todas las reclamaciones hacia su hijo desvanecieron al instante!
Vale la pena señalar que Caspar nunca antes había hecho construcción alguna. Así que, para la ejecución de su inusual proyecto, tuvo que trabajar duro. ¡Afortunadamente, el hombre ha sido una persona tenaz, no acostumbrado a retroceder ante las dificultades!
Ahora, su madre puede presumir de una casa con paredes plegables, capaces de moverse o separarse, en función de sus deseos y las condiciones climáticas. ¡Si es necesario, un granero común puede convertirse fácilmente en un elegante pabellón!
El propio Caspar dice que estaba tratando de crear una estructura que puede ser adaptada a cualquier tipo de clima. El proceso de transformación de esta casa es similar al cambio de ropa de una persona.
Si el día es cálido, la «capa» de madera de la casa puede separarse mediante la apertura del recinto, dejando a la vista un pabellón con ventanas de cristal. Pero si llegó la ola de calor, el cristal también puede ser retirado, para el mayor disfrute de la brisa.
En tal casa, se puede dormir bajo las estrellas, tomar el sol, hacer carne a la parrilla, calentarse al calor de la chimenea. Una morada de aspecto ordinario se convirtió en un regalo perfecto para la madre de Caspar. ¡Ahora ella no escatima cumplidos para la creación de su hijo!
Por supuesto, una casa de este tipo puede ser construida no en todos los climas. Pero este hecho no le resta valor a la obra de Caspar. Incluso un arquitecto profesional estaría orgulloso de tal estructura. ¡Y el hombre, les recuerdo, no era más que un aficionado!
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