Convertir un automóvil viejo en un coche nuevo y brillante es el sueño de muchos amantes de las cuatro ruedas. Y no todos pueden lograrlo, solo aquellos que disponen de un taller bien equipado, con la ayuda de algunos ayudantes con experiencia.
Para transformar completamente un coche, el artesano tiene que ser un verdadero As, sobre todo si el coche en cuestión está en un estado lamentable. ¡Qué pasada! te propone el siguiente material, que sin duda te dejará impresionado…
Nuestro protagonista de hoy es un verdadero maestro. Este hombre compró un viejo coche por sólo 50 dólares. Sin embargo, la compra fue sólo el primer paso, el más fácil… Pero el resultado fue divino: ¡Un «cacharro» de lujo!
En el taller, el artesano examinó cuidadosamente los torturados «caballos de hierro». Trabajar con tales piezas representaba un verdadero desafío para las habilidades masculinas.
Al final, resultó que del coche todavía se podía hacer una obra maestra. ¡Y todo gracias a la espuma de poliuretano!
Con esta espuma, el hombre manipuló las partes internas y externas de la máquina. Entonces, mientras la dejaba actuar, él comenzó a formar, pieza por pieza, un nuevo coche.
Resumiendo, hasta que este astuto hombre no pintó su creación, el coche era un auténtico desastre. ¡Pero mira en lo que se convirtió más tarde!
Este nuevo coche, sin duda, es digno de una estrella del pop, o de una personalidad política o de negocios. ¡Es difícil de creer que, hasta hace poco, este automóvil no era más que chatarra!
Así luce esta renovación: Un lujo rojizo que cada uno de nosotros quisiera montar.
Por supuesto, este coche no está diseñado para una competición de carreteras o para largas distancias bajo el sol. ¡Pero, sin duda, para demostrar las habilidades de un maestro, no hay ejemplo mejor!
Este precioso coche es ideal para las exposiciones temáticas. ¡Este hombre hizo un milagro! Desplázate por el clip hasta el segundo 43, y observa la obra artística de este manitas!
Muchos creen que este maestro trabajó en el coche para nada. Según ellos, perder el tiempo en estas tonterías no tiene sentido. Otros, por el contrario, se quitan el sombrero ante su maestría.
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