Cuando sufres de una enfermedad cardíaca, saber detener la taquicardia se vuelve un conocimiento vital, ya que te brinda un tiempo necesario para ir en búsqueda de ayuda. Si estas en una situación como esta, ten presente que es solo un síntoma de que algo no está funcionando bien, por lo que debes buscar ayuda inmediata.
La taquicardia es una aceleración de los latidos del corazón, caracterizada por mantener un ritmo estable, acelerado pero regular. Se diferencia de la arritmia, que muestra un ritmo irregular, donde los latidos en muy poco tiempo pueden pasar de rápidos a lentos y viceversa, sin responder a una secuencia en particular.
La taquicardia repentina, la que se produce sin haber realizado ningún tipo de movimiento, es muy peligrosa para el paciente. Puede ser un síntoma previo a un ataque cardíaco, responder a una miocardiopatía o a una insuficiencia cardíaca, etc.
Sin embargo, también suele ocurrir sin alguna razón aparente o como una reacción normal de personas que padecen de hipotiroidismo, estrés o fatiga. De cualquier modo, es importante contar con una herramienta que te permita detener la taquicardia y poder recurrir a tiempo a un servicio de emergencias.
¿Cómo detener la taquicardia en menos de un minuto?
Para detener la taquicardia de forma natural, sin el uso de medicamentos sintéticos, sigue cualquiera de estos dos métodos. ¡Los resultados están asegurados!
1. Con agua fría.
Necesitarás agua fría, mientras más fría mejor. Si no tienes, llena un recipiente hondo con agua y vierte en él varios trozos de hielo. Elige un recipiente lo suficientemente espacioso donde quepa tu rostro.
Cuando adviertas que el pulso se te acelera y el ritmo mantiene una velocidad rápida, toma una respiración profunda, aguanta y hunde tu rostro en el agua fría. Con que tengas todo el rostro sumergido en el líquido es suficiente, procura dejar tus oídos fuera. Permanece en ese estado todo lo que te sea posible.
Al entrar el rostro en contacto con agua fría, se estimulan los nervios que intervien en el ritmo cardíaco. Ante el frío extremo, el cerebro envía señales al resto del organismo para hacer más lento el metabolismo, lo que conlleva a la desaceleración de los latidos del corazón. Este efecto es conocido como el «reflejo de los buzos».
2. Con respiraciones profundas.
Este método es muy aconsejado por los médicos. Para ello, deberás seguir una respiración controlada por unos minutos.
- Primeramente, llena de aire tus pulmones, todo lo que puedas. Inhala hasta que no puedas más.
- Luego, exhala todo el aire de los pulmones. Lo más rápido que puedas.
Respirando al límite de la capacidad pulmonar, te facilitará bajar el ritmo cardíaco. Estas respiraciones son más intensas que las respiraciones profundas, por lo que te será difícil sostenerlas por mucho tiempo. Con un minuto de este ejercicio será suficiente para detener la taquicardia.
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