Estando en una expedición en Alaska, el naturalista Casey Anderson se encontró en las inmediaciones de un bosque frente a un cuadro estremecedor: a la sombra de un pino gigantesco yacía muerta una enorme osa. Pero no estaba sola: a su espeso pelaje se aferraban, desesperados, dos pequeños oseznos. El asunto estaba claro, los cachorros eran todavía muy pequeños y no habrían tenido la más mínima posibilidad de sobrevivir solos en la naturaleza. Por lo que el investigador no dudó en recoger a los pequeños, decidido a darles una segunda oportunidad.
En su juventud, Casey pasó un curso del domador y tenía algunos trucos guardados bajo la manga, a la hora de enfrentarse a los animales grandes. Confiado en su capacidad, se emprendió en la difícil aventura de criar y educar a los jóvenes cachorros de oso.
Por desgracia, uno de los pequeños estaba demasiado débil y enfermo y, para la gran tristeza de todos, no sobrevivió…
Por suerte, el segundo creció fuerte y sano, alegrando a todos en casa. El osito sobreviviente recibió el nombre de Brutus.
Brutus se convirtió rápidamente en el favorito de todos y en un miembro con plenos derechos en la familia del naturalista.
Está claro que entre Casey y Brutus hay una excelente amistad.
Lo que más ama el oso son las golosinas de todo tipo.
Además, adora los baños de agua.
Casey tampoco es reacio a disfrutar de la piscina, junto con su amigo de patas zambas.
La amistad entre los dos ha sido tan maravillosa, que Brutus incluso fue invitado en calidad de testigo a la boda de Casey.
La joven esposa, ante tales besos apasionados, de seguro se habrá puesto celosa de su marido.
¡El alma de la fiesta!
El cumpleaños de Brutus fue celebrado con un gran globo en forma de su golosina favorita – el salmón.
Y por supuesto, en la celebración no podía faltar un pastel de cumpleaños.
Un cuadro absolutamente idílico.
Amigo, ¡choca los cinco!
Casey y Brutus no son simplemente amigos, sino también almas gemelas.
¡Es increíble cómo puede existir una amistad tan cercana entre un hombre y un oso! Este ejemplo muestra claramente que un animal salvaje también puede desarrollar sentimientos cálidos y tiernos. Si te gustó la historia de Casey y Brutus, asegúrate de compartirlo con tus amigos.
Deje su opiñón sobre la publicación