En 1997, en Virginia, Richard Norris, de 22 años de edad, se disparó accidentalmente en la cara con una escopeta. Él sobrevivió, pero de su barbilla, nariz, labios, boca y lengua, no quedó prácticamente nada. La gente lo miraba con horror y desprecio, y esto conllevó a que Richard se encerrara en su casa y saliera a la calle sólo por las noches…
Sólo 15 años más tarde, sucedió algo que ayudó a Richard a recuperar la vida normal. Por desgracia, fue la muerte de otra persona. Joshua Aversana, de 21 años de edad, se estrelló en su auto. Los médicos se vieron impotentes para salvarle la vida, y entonces el Dr. Eduardo Rodríguez se acercó a los padres de Joshua con una propuesta inesperada…
El médico pidió su permiso para trasplantar la cara de Joshua a Richard. Los padres del desafortunado chico pensaron que, de esta manera, la muerte de su hijo no sería en vano, y estuvieron de acuerdo… Después de una operación de 36 horas, Richard se despertó con una nueva cara. Por primera vez en 15 años, se sentía como una persona completa.
4 años después de la cirugía, ocurrió otro evento emotivo. Richard conoció a Rebecca Aversana, hermana del joven, cuyo rostro se ha convertido en el suyo. Fue muy conmovedor este encuentro. Rebecca volvió a ver el rostro del ser querido que tenía delante todos los días durante 21 años.
Admítelo, la medicina moderna es verdaderamente capaz de realizar milagros. Hasta hace unas décadas, nadie habría pensado que un rostro pudiera ser totalmente trasplantado a otra persona…
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