En diciembre de 1941, cuando Hitler le declaró la guerra a los Estados Unidos, Edwin Morgan fue uno de los muchos estadounidenses que se ofrecieron para cumplir con su amada Patria. Luego de incontables meses de batallas contra las tropas nazis en Europa, Ed finalmente pudo decir con satisfacción que había contribuido a la victoria sobre el enemigo. Cuando llegó el momento de regresar a casa, nuestro héroe no olvidó llevarse consigo algunos recuerdos.
Uno de ellos fue el paracaídas de un piloto de las Luftwaffe, que Edwin trajo para mostrarles a su familia y amigos, mientras contaba sobre las batallas contra el enemigo. Poco a poco, la vida retomó un curso pacífico, y Ed Morgan conoció a su hermosa vecina Betty, de quien se enamoró.
Afortunadamente, sus sentimientos fueron correspondidos, por lo que a la propuesta de matrimonio de Edwin, Betty le dio un rotundo sí. La única preocupación de los jóvenes en aquel momento era dónde conseguir el vestido de novia. Entonces la ingeniosa futura suegra les sugirió entre risas que… ¡la respuesta estaba justo debajo de sus narices! ¡El paracaídas!
Así que, luego de algunos días de duro trabajo, el sastre logró transformar el trofeo alemán en ¡un sorprendente y absolutamente exclusivo vestido de bodas!
Con frecuencia, las cosas caídas en desuso, en buenas manos recuperan su segunda vida. Un poco de transformación, y ya está… Así, este paracaídas, testigo de una terrible guerra, quedó convertido ¡en un hermoso vestido de bodas!
¿Te parece una historia increíble? Sí, definitivamente lo es… Comparte este post con tus amigos para recordarle que, con una buena voluntad, ¡se puede transformar un recuerdo amargo en algo muy bello!
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