Comprando un pantalón en el supermercado o en la tienda, muchos hombres, en primer lugar, prestan atención a la calidad de tela de la nueva adquisición. No es ningún secreto que, para la mayoría de los chicos, la visita a la tienda de ropa es un martirio y se hace solo cuando surge una imperiosa necesidad. Y cuando los viejos pantalones favoritos ya amenazan con desmoronarse por las costuras, la belleza y la elegancia de la nueva prenda se convierten en la mayor atracción del momento.
Pero luego, cuando la compra ya está realizada, empiezas prestar atención a algunos detalles extraños. Inicialmente, todos estos ojales y botones que no se sabe para qué están ahí, parecen ser un error de la fabricación. Solo que, a menudo, la razón de existencia de esos detalles consiste en facilitarnos la vida. Por ejemplo, una trabilla en los pantalones o pantalones vaqueros no es un error de fábrica, sino más bien, ¡una astuta invención de diseñadores!
Los usuarios que no están informados sobre el verdadero propósito de este detalle, terminan por generar bromas al respecto. Suelen decir que está ahí para que la mujer agarre por la trabilla al hombre que le guste. Pero en realidad, la razón de su existencia es mucho menos escabrosa.
Inicialmente, la trabilla en los pantalones la inventaron los italianos. Se suponía que los compradores la usarían para empujar, a través de ella, la lengüeta de la hebilla del cinturón, y luego sujetarlo como de costumbre. Así, el cinturón se quedaría fijo en una posición y no se movería de derecha a izquierda. ¡Ese es el secreto!
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