En la noche del 14 al 15 de abril de 1912, ocurrió uno de los mayores desastres marítimos del mundo: el naufragio del «Titanic». Con el tiempo se fueron descubriendo hasta los más pequeños detalles del accidente, y todo indicaba que ya se conocían todas las causas de la tragedia. Sin embargo, recientemente una cortina más del misterio se abrió…
Durante los últimos 30 años, un grupo de investigadores, dirigido por Shannon Moloney, ha estado estudiando cuidadosamente los materiales del naufragio del «Titanic» y recientemente llegó a sorprendentes conclusiones. ¡Resulta que la principal razón del desastre no fue un iceberg!
De hecho, el desastre estaba predeterminado en gran medida con antelación. Antes de que la nave emprendiera el viaje, se produjo un acontecimiento que más tarde jugó un papel importante en el momento del choque.
Cuando «Titanic» abandonó el astillero de construcción en Belfast, ocurrió un incendio en una de sus instalaciones de almacenamiento de combustible. El capitán del barco estaba muy consciente del problema, pero optó por resolverlo él solo, porque en juego estaba el prestigio de la nave más lujosa de su tiempo.
Durante varios días, la tripulación luchó contra el incendio, y cuando el «Titanic» arribó al puerto de Southampton, lo tuvieron que atracar por el lado opuesto, ocultando a la multitud la parte negra carbonizada.
Los rastros del hollín se podían ver claramente en muchas fotos. Pero hasta ese momento, nadie le prestó atención al incendio, porque el barco estaba en marcha y parecía estar completamente utilizable. No obstante, este tiro pronto salió por la culata…
¡Debido al incendio, la temperatura dentro de la cámara alcanzó 1000°C! La estructura metálica del barco perdió su elasticidad y se volvió frágil. En condiciones normales, la colisión con el iceberg no provocaría un daño tan fatal, pero, por desgracia, el choque se produjo en el lugar más debilitado…
«De hecho, toda una cadena de terribles sucesos conllevó a la destrucción de la nave: la mala visibilidad, el caso omiso a las advertencias de la presencia del hielo, el exceso de velocidad en una zona peligrosa, el error de maniobra del oficial de guardia, un ángulo desafortunado de la colisión…Y la zona debilitada por el incendio fue la última gota que provocó el naufragio», – resumió Shannon Moloney.
¡Definitivamente, este descubrimiento nos enseña que, en cuestiones de seguridad, cada detalle vale su peso en oro! Comparte esta impresionante noticia con tus amigos en las redes sociales.
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