La increíble historia de Martin Pistorius comenzó un día de enero de lejano 1988, cuando este chico sudafricano de 12 años regresaba a casa del colegio, aquejado de un dolor en la garganta. Nunca volvería a clase… Este fue el primer síntoma de una rara enfermedad no diagnosticada que postraría al joven en una vida de invisibilidad.
Nadie podía pensar que un simple dolor de garganta muy pronto induciría un estado próximo al «virtual» en su cerebro, o sea, sin posibilidad de responer a estímulos externos. Y que sus extremidades dejarían de funcionar…
La situación se volvía cada vez más difícil. A los 14 años, la función cerebral de Martin ya se asemejaba a la de un bebé de 3 meses. Los médicos sugirieron que fuera internado en un centro especializado. Rodney y Jane, los padres de Martin, lo llevaban diariamente a este centro y lo recogían ya de noche.
Toda la familia se vio afectada por la enfermedad de Martin, sobre todo su madre, que en algún momento de desesperación se dejó llevar por el peso de la situación y soltó «espero que mueras»… Pero el chico estaba consciente de que esto solo fue producto del duro compromiso físico y emocional que afectaba a Jane.
Su regreso a la vida fue sorprendente.
Sucumbido a su extraña enfermedad a los 12 años, Martin comenzó a volver en sí a los 16, y a los 19 ya estaba perfectamente consciente de todo. Pero, ¡le era imposible comunicarle al mundo que estaba vivo! Fueron largas horas de soledad… Fue testigo de cómo la vida pasaba, y él no podía ser parte de ella. Pero todo cambió cuando su cuidadora, la aroma-terapeuta Virna van der Walt, se dio cuenta de que el joven no estaba tan ausente como parecía…
Para Martin fue muy importante que alguien se diera cuenta de su existencia, desde ese instante dedicó todas sus fuerzas a hacerse «visible». Virna, su verdadero «ángel», insistió en el traslado de Martin al Centro de Comunicación Aumentativa de la Universidad de Pretoria, en el 2001.
Fue en este centro donde se produjo el lento pero milagroso «regreso a la vida» de Martin Pistorius. Años de terapia intensiva y ejercicios con ordenadores no pasaron en vano: finalmente, el chico fue capaz de comunicarse con el mundo, escribiendo mensajes y expresándolos con una voz sintética.
En 2003, Martin se licenció en Informática en la universidad y hoy trabaja como desarrollador de páginas webs. El propio centro donde se curaba, le ofreció trabajo. Además, conoció un amor que no cree en barreras ni limitaciones – su esposa Joanna, que es la trabajadora social del centro. La enfermedad de Martin, que nunca fue diagnosticada con exactitud, ahora ya es parte de su pasado.
¡La historia de Martin Pistorius es increíble! Este joven nunca se rindió y supo superar sus limitaciones para vivir su vida al máximo. Comparte este post con tus amigos para que conozcan al chico «invisible» que regresó a la vida, para contarle su historia al mundo.
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