El nombre de la famosa obra «La última cena» de Leonardo da Vinci tiene un significado sagrado. De hecho, muchas de las pinturas de Leonardo están envueltas en un halo de misterio. «La última cena» no es una excepción, y a través de ella, se puede rastrear una gran cantidad de simbolismo y mensajes ocultos.
Recientemente se completó la restauración de esta legendaria obra. Este hecho permitió descubrir muchos datos interesantes, relacionados con la historia de la pintura. Su significado aún no está del todo claro. En cuanto al mensaje oculto de «La última cena», salen a la luz las nuevas sospechas y especulaciones.
Leonardo da Vinci es una de las figuras más enigmáticas de la historia del arte. Algunos reconocen que el artista prácticamente fue canonizado, a través de sus obras, y le escriben odas laudatorias, mientras que otros lo consideran un blasfemo, que vendió su alma al diablo. Sin embargo, nadie pone en duda la genialidad del talentoso italiano.
Historia de la pintura
Es difícil de creer, pero la pintura mural «La última cena» fue creada en 1495, encargada por el propio Ludovico Sforza, el duque de Milán. A pesar de que el gobernante era famoso por su temperamento pervertido, el tenía una esposa muy modesta y piadosa, Beatriz, que cabe mencionar, era muy respetada y honrada por su esposo.
Por desgracia, el verdadero poder de su amor sólo se reveló, cuando su esposa murió repentinamente. El dolor del duque era tan grande que no salió de sus aposentos por 15 días. Y cuando salió, lo primero que ordenó fue un fresco de la mano de Leonardo da Vinci, que su difunta esposa le pidió una vez. Y con ello, Ludovico fin a su vida mesalina, llena de vicios.
Su singular creación, el artista la completó en 1498. Debido a sus dimensiones de 880 por 460 centímetros, la mejor manera de observar «La última cena» es estando a 9 metros de distancia y desde 3,5 metros de elevación. Para crear su obra, Leonardo utilizó las témperas a base de huevos, lo que posteriormente jugó una broma cruel con el fresco. Su parte superior colapsó, al paso de tan sólo 20 años después de su creación.
El famoso fresco se encuentra en una de las paredes del refectorio en la Iglesia de Santa Maria delle Grazie en Milán. Según los críticos de arte, el artista a propósito representó en la imagen exactamente la misma mesa y los platos, que se utilizaban en aquel momento en la iglesia. Con esta maniobra no complicada, trató de mostrar que Jesús y Judas (el Bien y el Mal) están mucho más cerca de nosotros de lo que pensamos.
Datos de interés
1. Las personalidades de los Apóstoles, representados en el mural, a menudo se convirtían en un tema de controversias. A juzgar por las inscripciones en la reproducción del cuadro, almacenada en Lugano, son (de izquierda a derecha), Bartolomé, Santiago el Menor, Andrés, Judas Iscariote, Simón Pedro, Juan, Tomás, Santiago el Mayor, Felipe, Mateo, Judas Tadeo y Simón el Celote.
2. Muchos historiadores creen que la pintura representa la Eucaristía (comunión), porque Jesucristo indica con ambas manos la mesa con el pan y el vino. Sin embargo, existe también una versión alternativa. De ella hablaremos más adelante …
3. Muchos han escuchado que lo más difícil para da Vinci fue la creación de las imágenes de Jesus y de Judas Iscariote. Inicialmente, el artista había planeado idealizarlos para representar el bien y el mal, y durante mucho tiempo no podía encontrar personas que le sirvieran de modelo para la creación de su obra maestra.
Una vez estando en la iglesia, el maestro vio a un joven en el coro. Se veía tan puro y lleno de espíritu, que no había duda: por fin había encontrado la encarnación de Jesús para su «última cena».
El último personaje, el prototipo que el artista todavía no había sido capaz de encontrar fue Judas. Da Vinci pasaba horas, deambulando por las estrechas calles de la ciudad, en busca de un modelo adecuado. Por fin, después de 3 años de búsquedas, el artista encontró lo que buscaba.
En una zanja, estaba tirado un borracho, que hace mucho ya había alcanzado el borde de la sociedad. El artista ordenó traer el borracho en su taller. El hombre apenas se sostenía sobre sus pies y se preguntaba dónde había parado.
Una vez completada la imagen de Judas, el borracho se acercó a la pintura, la miró y admitió que ya la había visto antes en alguna parte. Ante la confusión del autor, el hombre contó que, hace tres años, él era una persona muy diferente – cantaba en el coro de la iglesia y llevaba una vida recta. Fue entonces cuando se le acercó un artista con la propuesta de ser modelo para el Cristo.
Así, de acuerdo con las hipótesis de los historiadores, para los prototipos de Jesús y de Judas, sirvió la misma persona, pero en diferentes períodos de su vida. Este hecho sirve como metáfora para mostrar que el bien y el mal van, a menudo, van de la mano, y entre ellos, existe una línea muy delgada.
4. El dictamen más discutible sobre la famosa obra consiste en que, a la mano derecha de Jesucristo, está sentado no un hombre sino la propia María Magdalena. Su ubicación indica que era la esposa legítima de Jesús. Las siluetas de María Magdalena y Jesús forman la letra M, o sea, el «matrimonio».
5. De acuerdo con algunos estudiosos, la ubicación inusual de los discípulos en el mural no es accidental. Según ellos, Leonardo da Vinci los colocó acorde a los signos del zodiaco. Según esta leyenda, Jesús está bajo el signo de Capricornio, y su amada María Magdalena – bajo el signo de Virgo.
6. No se puede dejar de mencionar el hecho de que, durante la Segunda Guerra Mundial, como resultado de caída de un proyectil contra el edificio de la iglesia, ésta quedó estruida casi en su totalidad… excepto las paredes que servían de soporte para el mural.
Y antes de eso, en 1566, los monjes locales hicieron en el muro de «La última cena» la puerta, que «cortaba» las piernas de los caracteres del fresco. Más tarde, sobre la cabeza del Salvador, colgaron el escudo de Milán. Más aún, a finales del siglo XVII, el refectorio fue convertido en un establo.
7. No menos interesantes son los pensamientos de los conocedores del arte, acerca de los alimentos que se muestran en la mesa. Por ejemplo, cerca de Judas, Leonardo pintó un salero volcado (el incidente que, en todo momento de la historia, fue considerado como un mal presagio), así como el plato vacío.
8. Se ha sugerido que el apóstol Tadeo, sentado de espaldas a Cristo, no es más que el autorretrato del propio da Vinci. Y, dada la naturaleza y el carácter del artista, unido a sus ideas ateas, esta hipótesis es más que probable.
Incluso si no te consideras amante de las bellas artes, esta información no deja de ser interesante. Si estás de acuerdo, comparte este artículo con tus amigos de las redes sociales.
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