Aquel día en Crawfordsville, Indiana, los guardias quedaron sorprendidos, cuando a la estación de policía arribó este tipo. Noah Riley, de 19 años de edad, les acababa de comunicar que había venido… para entregarse voluntariamente. Este joven bastardo quedó asustado, al recibir un mar de mensajes, llenos de enojo e indignación en la web.
Al ver la inesperada resonancia ante su acción, el chico decidió presentarse en la policía de inmediato, con la esperanza de indulgencia. ¡Sin embargo, el sádico, cuya víctima fue un pequeño gatito desafortunado, es poco probable que obtenga piedad!
Totalmente quemado, el animalito fue descubierto por el bombero retirado Steve Wright. Él vio unas llamas procedentes de un campo de maíz, ubicado en la parte trasera de su casa. Al darse cuenta de la presencia de fuego, al instante se precipitó allí. Al llegar, Steve vio al gatito, casi sin vida, tirado en medio de un charco.
Su primera acción fue, llamar al equipo de rescate. Llegados al lugar, los voluntarios se sintieron felices de que el pequeño aun estaba vivo. ¡Al final, resultó que, el animalito no murió sólo gracias a una increíble coincidencia!
Antes de prender fuego al gatito, Noah lo ató firmemente, fijó en su peluda espalda un petardo de gran alcance, y de pleno, lo roció con gasolina. Afortunadamente, el petardo era defectuoso y no funcionó. Y el animalito cayó directamente en un charco. Como resultado, las llamas no llegaron a quemar al pobre totalmente, como Riley había planeado.
Ahora Noah se encuentra bajo custodia. Es acusado de crueldad animal. Cabe señalar que, anteriormente, el joven ya ha estado en dos ocasiones tras las rejas, por el mismo artículo. Solo que esta vez a Riley no le será de mucha ayuda, incluso, una confesión voluntaria. ¡La comunidad está muy determinada de transformar la vida del bastardo en un infierno!
Lamentablemente, el gatito, llamado Phoenix, no sobrevivió. Durante dos días, los veterinarios lucharon por la vida del pequeño, pero en la noche del lunes el animalito murió. Lo más espantoso del caso es que el propio Noah no logra explicar claramente para qué fue su brutal comportamiento…
Los expertos de la policía consideran a Riley como un verdadero sociópata. Unas pocas sanciones es poco probable que lo detengan.
¿Y si la próxima vez, después de cansarse de jugar con los animalitos indefensos, este bastardo se interesará por los niños pequeños? ¡Me temo que, en su caso, una sanción administrativa no será suficiente!
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