Todos los niños merecen una familia que los ame, y aquellos, que por diversos motivos terminan en un orfanato, no son la excepción de la regla. ¡Ellos también merecen amor! Esa es la principal premisa de la adopción.
Hoy en día, son muchas las parejas que se animan a adoptar a un niño sin hogar. Algunas, por problemas de fertilidad, otras, porque se sienten solas, y tienen los recursos necesarios para brindarle a los huérfanos una familia y cuidado. Sin embargo, también hay sinvergüenzas, para los que estos niños no son más que conejillos de indias o juguetes animados.
Carlyle Smith, nuestro protagonista de hoy, conoció a los Gravelle por accidente. La pareja, quien había adoptado a 11 criaturas con necesidades especiales, en un orfanato, quería contratar a una niñera para el fin de semana, para así poder irse de vacaciones…
Externamente, Michael y Sharon Gravelle parecían ser un par de ciudadanos modelo: Religiosos, generosos, compasivos con los huérfanos, en fin… ¡Los mejores padres sustitutos que un huérfano pudiera desear! Sin embargo, bajo la fachada, se ocultaba un secreto muy oscuro…
Al principio, Carlyle se sorprendió al escuchar cómo Sharon se refería a sus hijos, utilizando la palabra despectiva «mono». ¡Un poco más tarde, el aturdido hombre escuchó a la madre adoptiva ordenarle a uno de los niños que se fuera a su habitación y se encerrara en su jaula!
Smith pensó que había escuchado mal. Sin embargo, la verdad era peor que cualquier cuento de ficción. ¡Los niños Gravelle realmente vivían en jaulas, y, cada noche, eran firmemente encerrados por sus «padres», para que no se escaparan!
Carlyle no podía creer lo que Michael Gravelle confidencialmente le dijo: ¡Que podía identificar a un niño, que trató de escapar, por un corte de cable en los dedos!
Y luego, el propio padre adoptivo se comparó a sí mismo con Moisés. El hombre creía sinceramente que los niños adoptados podían llevar una vida mejor, tal como el profeta judío condujo a su pueblo a la tierra prometida. Al oír estas palabras, Smith se dio cuenta de que los niños estaban en manos de una pareja de sádicos dementes.
Rápidamente, terminando de hablar, Smith salió de la casa Gravelle, y, desde su coche, llamó a los servicios sociales. Por desgracia, por mucho que las autoridades intentaron encontrar alguna pista, no lograron nada. ¡Solo un par de años después, la terrible pareja perdió a los niños de crianza, y fue puesta tras las rejas!
Recientemente, en el «El show del Dr. Phil», los niños Gravelle, ya adultos, se reunieron con el hombre que les salvó de su terrible destino. ¡Después de todo, probablemente, sin la oportuna intervención de Smith, hoy estos adolescentes no tendrían la oportunidad de vivir una vida normal!
Francamente, es difícil de entender hacia adonde miraban los servicios sociales, cuando le entregaron la custodia de 11 criaturas a la pareja Gravelle. ¡Por suerte, ya estos sádicos no podrán hacerle daño a ningún otro niño!
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