Lo cierto es que nadie nos enseña a ser mamás y papás. Guardamos recuerdos de cómo nos criaron nuestros padres, pero a la hora de la verdad, descubrimos que tener a nuestros propios hijos no es lo mismo. Son otros tiempos, otras circunstancias…
Entre dudas y desaciertos, llevamos a la práctica nuestros recuerdos, tradiciones y conocimientos. Emocionados, vemos día a día como crecen estos hermosos «retoños», tropiezan y aprenden. Nos esforzamos y entregamos todo nuestro ser, para poder finalmente hacer de ellos unos hombres y mujeres de bien.
Hoy ¡Qué pasada! quiere darte una pequeña guía de confianza que, tal vez, pocos la conocen, al incorporarse al mundo de mamás y papás.
Si has escuchado de los que te rodean, y hasta de tus propios hijos, llamarte «mamá fastidio», porque no los dejas salir sin que terminen sus tareas y labores, les das ciertas responsabilidades en casa, les restringes la TV o los videojuegos, les pones el castigo cuando se lo merecen. Pues, ¡no te sientas culpable y anímate, que vas por buen camino!
Una renombrada universidad de Inglaterra realizó un serio estudio que ha revelado lo siquiente. Los hijos de las «mamás fastidio», que supervisan y atienden, que saben decir «¡NO!», son los que tienen la mayor posibilidad de ser exitosos, que los críos de las madres consentidoras y complacientes.
Los comprometidos investigadores, dentro del marco del experimento que duró de 2004 hasta 2010, siguieron de cerca las vidas de 15,500 niños, entre los 13 y 14 años. Los resultados fueron contundentes: los pequeños que tenían mamás poniendo límites, recibieron becas de mejores universidades y, al terminar los estudios, obtuvieron mejores sueldos.
No te desanimes por el hecho de que tus pequeños te vean como un verdadero «ogro», sobre todo esto suele suceder en la adolescencia. Ten presente que ellos no tienen aún la fortaleza y sabiduría de un criterio maduro propio, para entender que es por su bien. Todas esas miles de tareas, de mantener en orden el cuarto, de esforzarse para elevar las notas, son precisamente para forjar su carácter.
Y lo más importante, a la larga, cumplimiento de las tareas les ayudará a formar un cuerdo criterio propio, preparando íntegramente para su vida de adulto.
Así que si eres una «mamá fastidiosa y regañona», ante los ojos de tus hijos y de las vecinas entremetidas, confía en tu corazón y piensa que, lejos de convertir la vida de tus pequeños en un «calvario», estás forjando su camino hacia el éxito.
No te olvides de compartir este importante post entre tus amistades, madres y padres. Así habrá más «mamás fastidio», ¡orgullosas de serlo!
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