El oído humano es un órgano muy complejo. Normalmente, el canal auditivo está bien protegido y cerrado para «extraños» por numerosas vellosidades largas. Pero a veces, la protección falla, y algunos insectos super atrevidos se las arreglan para pasar la barrera. Más que otros, son diminutas cucarachas y mosquitos los que quedan prisioneros de oído humano. Pero se han dado casos también en que los infractores del espacio personal fueron criaturas mayores.
A un niño, su canal auditivo fue elegido por una pequeña mariposa nocturna. En China, en el canal auditivo de una señora, se alojó una araña ¡y vivió allí durante cinco días! Pues bien, en el caso de hoy, ¡el oído de este hombre se convirtió en una morada para un grillo de tamaño respetable!
Apuesto a que, incluso acostumbrado a las complejidades médicas, el galeno quedó sorprendido en un primer momento, al ver aquel caso insólito. Al insecto parecía agradarle su nueva morada, pues agresivamente se defendía y se resistía a que lo retiraran de su nuevo hogar. Finalmente, el médico, laborando con sumo cuidado, ¡logró sacar al «invasor» fuera!
Cuando vi, cuán grande y activo resultó ser el insecto, se me puso la piel de gallina. ¡Es terrible imaginar lo que tuvo que soportar el «dueño de morada» durante todo ese tiempo!
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