La vida del legendario artista de la plástica, Salvador Dalí, siempre estuvo colmada de energía y excitante emoción. ¡Pura contracorriente! De hecho, Dalí siempre resaltó por sus extravagancias: le gustaba llevar una chaqueta de cuero de jirafa, pantalones de terciopelo carmesí, o de color púrpura, y zapatos dorados con las puntas curvas.
No exagero si digo que, en torno a este genio, giraban cientos de hechos excéntricos. Se dice que, en una ocasión, pidió traer un rebaño de cabras al hotel donde se hospedaba, después de lo cual comenzó a dispararles con cartuchos de salva.
En otra ocasión, Salvador Dalí decidió crear una obra de arte, justo ante los ojos de la audiencia. Para ello, escogió a varias celebridades del mundo, y les pidió que tomasen goma de mascar, le dieran uso, y luego las colocaran en un platillo. Cuando le trajeron a Dalí una gran cantidad de goma de mascar usada, el artista recogió un poco con la uña, y dijo patéticamente: «¡No me agrada!». Luego, con una expresión de orgullo en su cara, tiró la puerta detrás de él.
La madre de Dalí murió a una edad muy temprana. Esto fue una gran conmoción para el joven artista, y para su padre.
Su padre siempre reaccionó muy emocionalmente a las chocantes travesuras de su hijo.
Sin embargo, unos años más tarde, Salvador Dalí hizo la siguiente inscripción en una de sus pinturas: «A veces escupo en el retrato de mi madre, con placer». Esa fue la última gota. No tolerando la conducta blasfema de su propio hijo, su padre lo puso de patitas en la calle.
Como venganza, Dalí le envió a su padre una carta con su esperma, junto con un mensaje enojado: «Eso es todo lo que te debo».
Al recibir un avance por la pintura «La vejez de Guillermo Tell», el surrealista no perdió tiempo, y adquirió, por 20.000 francos, una antigua cabaña de pescadores, cerca del pueblo de Port Lligat, en la Costa Brava catalana.
Más tarde, y a lo largo de cuatro décadas, Dalí y su querida Gala compraron todas las casas ubicadas en el barrio.
El diseño psicodélico de la villa mostraba todas las ideas más locas del genio.
Este espacio surrealista fue para el artista y su musa, una especie de muelle en el puerto, un lugar donde regresar en busca de tranquilidad.
Pero, después de la muerte de Gala, el 10 de junio de 1982, estos lujosos apartamentos se convirtieron en odiosos para él, porque todos los detalles le recordaban a su amada.
En 1955, el artista recibió la propuesta de una sesión de fotos para el artículo «Un día con Salvador Dalí», de la revista Picture Post.
El mismo Charles Hewitt lo fotografió.
Por supuesto, el maestro estuvo de acuerdo con esta tentadora oportunidad de revelar su esencia delante de la cámara.
¡Qué pasada! te ofrece una oportunidad única para contemplar estas obras maestras.
Salvador Dalí, una vez más, consiguió atraer la atención del mundo sobre su persona.
Esta sesión fotográfica no solo ocupa un lugar en la historia del arte fotográfico, sino que además es un hito en la historia del mundo. Comparte con tus amigos otra de las caras secretas del padre del surrealismo… De seguro te lo agradecerán.
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