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Estilo de vida de la generación de los treintañeros

Toda la verdad sobre los treintañeros. Por eso es que esta edad suele ser tan complicada…

¿Naciste en la década de los 80? Sientes que tu vida no avanza por el rumbo que soñaste… y por mucho que te esfuerces, no ganas un sueldo fabuloso en tu trabajo… sientes que la rutina te envuelve en un manto negro sinfín… Entonces, llegó la hora de escuchar unas cuantas verdades…

Un blog popular no hace tanto publicadó un impresionante artículo que, de una forma directa pero clara, ha hablado sobre los principales y más fuertes problemas que aquejan a la generación de los treintañeros. Sus argumentos, quizás, podrían resultarte algo provocativos, o puede que no estés de acuerdo en algunos puntos, sin embargo no hay duda alguna de que lo dicho se acerca mucho a la realidad.

Este post está especialmente dedicado a toda persona nacida en la década de los 80. Si este es tu caso, lee atentamente este mensaje:

La trampa de las grandes aspiraciones, y qué se necesita para ser feliz.
Soñar con un príncipe azul, o un costoso viaje al extranjero, o el disfrute de alguna bebida cara, le resultaba un lujo inalcanzable a la generación de nuestros abuelos. Esa generación era feliz con detalles más simples, pero no menos importantes. Disfrutaba de la tranquilidad del hogar y agradecía la oportunidad de disponer de un trabajo estable, para satisfacer sus necesidades básicas. Las abuelas no aspiraban a un marido rico y se contentaban con el hecho de que no les tocara un esposo bebedor o abusivo. Su tiempo libre, luego del duro trabajo, lo dedicaban a la atención de los hijos y la creación de un hogar confortable.

Sin embargo, la generación de los 80 no comprende ni asimila esa forma de vivir, tampoco recuerda aquellos tiempos de hambruna y carencias. Según el criterio de muchas abuelas, sus nietos disfrutan de una vida de «sobre-saciedad». Los jóvenes no desean trabajar en trabajos duros como la construcción, de hecho, no quieren trabajar en lo absoluto: «el trabajo sucio que lo hagan otros».

Esta generación sueña con un trabajo cómodo, que no requiera esfuerzo alguno. ¡En fin, no quiere trabajar! Los hombres desean ser dueños de su propio negocio… o simplemente desean pasar la mayor parte del día jugando en la computadora, en lugar de hacer algo provechoso. Y las mujeres no se quedan detrás. Una mujer perfecta y exitosa es aquella que no hace nada, la chica perezosa que desea vivir dependiente de un oligarca, como un parásito. El universo femenino está saturado de mujeres depredadoras que no hacen nada productivo y que solo se consideran felices si atrapan un hipotético «Brad Pitt» entre sus redes.

Resumiendo: nadie quiere ser humilde. Si comparas la vida actual, e incluso los revueltos años 2000, con otras etapas anteriores, te darás cuenta que ahora sobrevivir es, obviamente, más fácil y mejor pero, debajo de todo ese progreso, se esconde la verdadera decadencia de la vida humana.

La «sobre-saciedad».
Esta condición de vida es una de las principales causas de la decadencia de la generación de los treintañeros. No hay nada mejor que el delicioso sabor de una comida sencilla, hecha al carbón de una fogata durante un día de campo, disfrutada en un ambiente sano y libre. ¿Quién se acuerda de eso? Ahora la moda consiste en asistir a los bares o restaurantes más caros, que por cierto, ya no tienen nada de sorprendentes o novedosos. ¡Ya nada es exótico!

Ya estamos saturados de todo. Hasta la comida más exótica y deliciosa pierde su encanto cuando se convierte en rutinaria, en tu mesa. Todo se obtiene muy fácil. ¡Qué fácil se olvidan los tiempos en que las abuelas remendaban sus calcetines! El consumismo te lleva a desechar los trapos de la colección anterior, porque han pasado de moda. Todo te parece poco, ya nada te sorprende.

Ahora dime, a pesar de disponer de tantos lujos, ¿eres feliz? El secreto está en saber limitarse un poco para poder valorar y disfrutar las cosas que te rodean. Recuerda que una persona que ha comido mucho, suele encontrar insípida la comida más deliciosa, mientras que para una persona hambrienta, el sabor de la comida más sencilla parecerá un manjar de dioses.

El egoísmo.
Esta generación vive la vida pensando que todo el mundo le debe algo. No tuvo que luchar para ganarse el derecho a una educación, e incluso disfrutó del privilegio de que los conocimientos se les sirvieran en bandeja de plata. Estos jóvenes no tuvieron que doblar su espalda para ayudar a sus padres y abuelos en el campo, pues sabían que su desayuno caliente estaba garantizado. Este egoísmo ha echado raíces en la mayoría de los treintañeros. Muchos no quieren tener hijos, ¿para qué cuidar de alguien más? Por el contrario, los hombres actúan como niños, esperando encontrar una «mamá» que los cuide, les planche y les cocine. Por su parte, las mujeres esperan un macho oligarca, débil de mente, para controlarlo y vivir de él, sin tener que trabajar nunca más. ¡Todos esperan el camino fácil. Nadie quiere hacer nada y mucho menos dar algo a cambio!

¿Quién eres? ¿En qué te has convertido? ¿Qué es lo que realmente mereces? Hazle frente a estas preguntas, y sé sincero contigo mismo. No debes dejar pasar tu vida sin prestarle atención a las cosas verdaderamente importantes, solo ellas te harán entender que para ser feliz, las riquezas y lujos no son imprescindibles. Aprende a disfrutar de las cosas pequeñas, modera tu estilo de vida, busca algo que hacer que te haga sentir útil y orgulloso de ti mismo. ¡Aún no es demasiado tarde! Comparte este importante mensaje con los jóvenes de la generación de los 80, ¿y por qué no? con otras generaciones también, pues para la búsqueda de la felicidad la edad no tiene importancia.

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