El Ferrocarril Japonés tomó la decisión de clausurar la estación en la aldea, perdida en las inmediaciones de Kami-Shirataki, en el norte de Jokkaido. Pero de repente resultó que allí vive una niña que cada día va a la escuela en tren.
A lo largo de algunos años, esta niña era la única pasajera.
Y entonces, los japoneses postergaron la clausura de la estación, para que la niña pudiera terminar la escuela. El tren para en Kami-Shirataki solo dos veces al día – cuando la niña va a la escuela y cuando regresa a casa. Significa que el Ferrocarril Japonés corrigió sus planes y su agenda por el bien de tan solo una niña.
Los japoneses comentan: «¿Y cómo no estaré listo a morir por el país donde el gobierno está dispuesto a hacer un esfuerzo suplementario especialmente para mí? Exactamente en esto consiste la idea de una buena gestión. Cada persona importa. Ningún niño debe ser marginado».
Quizás, cualquiera diría que no es nada, es una cosa trivial. Pero con esta pequeña gestión, Japón mostró humanidad y gran respeto hacia sus ciudadanos y sus necesidades. ¡Ojalá que gobiernos de todos los países siguieran su ejemplo!
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