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Constructores sorprendieron a esta niña enferma

El corazón de estos constructores se enterneció, al mirar por la ventana. Lo que hicieron después, ¡fue simplemente increíble!

Estar enfermo es terrible, pero es aún peor, cuando esto sucede a un niño. Cuando se enferman los pequeños, estos dulces angelitos, el corazón se estremece y verdaderamente no hay noticia más triste en la vida… Vivian Keith, de St. Louis, esta encantadora niña de 2 años de edad, fue diagnosticada con leucemia linfoblástica. Actualmente se ve obligada a permanecer internada en el hospital de Missouri, Estados Unidos, para ser atendida continuamente para mantener su salud.

Justamente al frente, detrás de la ventana de la habitación, hay una construcción en curso. A Vivian le encanta ver, diariamente, lo que va sucediendo allí. Un día, dos trabajadores que montaban las estructuras metálicas, se encontraron bastante cerca de la ventana de la niña. Vivian comenzó a saludarlos, agitando la manita. Los trabajadores se dieron cuenta y le devolvieron el saludo. De esta forma, la niña entabló una amistad a distancia con los constructores Travis Barnes y Gregor Combs.

El saludo diario se convirtió en un ritual para la chica y los constructores. Cada mañana, lo primero que hacía Vivian era ir a la ventana para saludar a sus amigos constructores, los que le devolvían, muy animados, el saludo.

Cuando la construcción del edificio alcanzó el noveno piso y quedó frente a la ventana de Vivian, los trabajadores decidieron hacerle una sorpresa a la pequeña. En una de las vigas que estaban montando, escribieron: «¡Que te mejores pronto!».

Pero eso no fue todo. Pronto Travis Barnes y Gregor Combs visitaron a la niña en el hospital. Travis dice que Vivian le recuerda sus propios hijos: «No puedo permanecer indiferente cuando veo a los niños enfermos. Tengo una hija y sé que todos necesitan ayuda de una forma u otra. Además, en estos días Vivian se ha convertido en parte de mi vida».

Ginger, la madre de la pequeña, está muy agradecida a Greg y Travis, porque su hija estaba muy necesitada de emociones positivas, y los nuevos amigos hacen más alegre su prolongada estancia en el hospital. «Este gesto increíble era lo mejor que había visto en mucho tiempo», — comparte Ginger.

Esta historia demuestra que las buenas obras no requieren demasiado esfuerzo. A veces, una simple acción puede resultar el regalo más preciado para una persona, si llega en el momento justo. ¡La felicidad no es tan difícil de lograr! Si te ha conmovido la historia de esta amistad, compártela con tus amigos. Ayuda a propagar la felicidad y las buenas acciones. ¡Haremos de nuestro mundo un lugar mejor!

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