Recientemente en USA, una trabajadora del refugio de animales llamada Brooke, junto con su amiga, recogieron a un perro, dejado al borde de la carretera. Noble animal no quería abandonar el lugar donde su dueño lo había dejado, llevaba horas esperando a su amo, quién… nunca apareció. No quedaba duda alguna – al cuadrúpedo lo dejaron deliberadamente a la orilla del camino.
El perrito rescatado recibió el nombre de Banjo. Los trabajadores del refugio creen que muy pronto encontrará a un amigo leal, su nuevo amo. Mientras tanto, Brooke escribió esta carta en Facebook, dirigida al antiguo dueño del perro, en la que pone todos los puntos sobre las «íes». ¡Esto es un grito desde lo más profundo del alma!
«¡Estimado despiadado ex-dueño de este perro!
Hoy recibimos un par de correos electrónicos de personas que habían visto al perro, dejado por Usted en el camino entre la Avenida 15 y Avenida Excelsior. A juzgar por la hora, el perro estuvo sentado allí, como el mínimo, desde la mañana del sábado. Las cartas solo pudimos leerlas a las 15:00. Enseguida nos montamos en el coche y fuimos a comprobar si éramos de alguna ayuda. Su perro seguía en el mismo lugar.
Él lo estaba esperando a Usted.
Él no dejó el lugar donde Usted lo abandonó. Es un gran perro. Decidió quedarse en el lugar donde vio por última vez a la persona más querida del mundo. Estaba seguro de que Usted iba a regresar por él. Observaba a cada coche en el camino, con la esperanza de que era Usted el que estaba conduciendo. Su perro estaba congelado del frío, hambriento, sediento y muerto de miedo, porque Usted, mi querido, ¡es una despreciable criatura sin corazón!
Él lo estaba esperando.
Tenía tanta hambre que comenzó a masticar corteza del palo. Las buenas personas no permitieron que muriera de hambre. Pero él sabía que tenía que esperar su regreso.
Él lo estaba esperando.
Él es un buen perro, y Usted es un mal amigo. Renunció a quien daría su vida por Usted. Quien se volvía increíblemente feliz cuando Usted cruzaba el umbral de la casa, cuando comprobaba el buzón de correo en el patio. Alguien que le limpiaría las lágrimas de la mejilla con la lengua y comería las sobras de su plato.
Ya no lo va a esperar más.
Después que la gente notara al perro, acurrucado en el camino donde Usted lo dejó, nosotros llegamos hasta él. La calle estaba oscura, y oímos coyotes aullando en la distancia. Nos sentamos allí por un par de horas, hablando, intentando crear lazos de confianza con el asustado animalito. Le cantamos canciones y le ofrecimos algo de comer.
Pocas horas más tarde, el perro por fin probó los alimentos. Se acercó a nosotros y permitió unas palmaditas en la cabeza y detrás de las orejas. Se dejó acariciar su vientre. Totalmente rendido y agotado, permitió que le pusiéramos la correa y ni siquiera trató de escapar.
Pero cuando llegó el momento de ir al coche, el perro comenzó a resistirse. ¡Él estaba esperándolo a Usted!
Llevé a su mascota en manos hasta el automóvil, a su enorme, asustado, fiel y tierno perro. Él aulló incesantemente durante todo nuestro viaje al refugio. ¡Era el aullido más desgarrador que he oído en mi vida! Quería volver al lugar donde lo dejaron. Cuando me acerqué nuevamente, para pasarle la mano, enterró su hocico en mi regazo y estuvo quejándose hasta la misma puerta del refugio.
Usted no se merece este maravilloso perro. Usted no se merece ningún animal en absoluto. Mi perro se olvidará de Usted. Va a encontrar un buen hogar y finalmente recibirá el amor que se merece. Conocerá lo que es un hogar de verdad. No me importa quién es Usted ni cuál ha sido su excusa para abandonar a este maravilloso perro. En cualquier caso, Usted es realmente un desgraciado sin alma.
Sinceramente, Brooke.»
Tal vez, en algún momento las letras de Brooke eran muy fuertes. Pero sin dudas, en el momento de redactar la carta, ella escribía con el corazón. ¡Le deseamos que el perro pronto encuentre a un digno amo y un buen hogar!
Si también estas palabras, bien rígidas y firmes, te llegaron hacia lo profundo del alma, no dejes de compartir esta emotiva carta con sus amistades.
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